Que haya acuerdo no quiere decir que sea necesariamente bueno. Ni malo. Pero si el punto de encuentro para buscar soluciones significa «entender, escuchar y dialogar», es un excelente inicio. Al menos hay esperanza.
… si enfrente tienes otro como tú, con cara y ojos, el tiempo está de tu parte. Es cosa de encontrar la canción.
Hay verbos cuyo significado conozco pero no entiendo y renunciar es uno de ellos. No se «renuncia voluntariamente» se resuelven conflictos y se toman decisiones. Y tampoco existe la «renuncia involuntaria» que, si nos dejamos de eufemismos, se llama imposición. Hay verbos que solo estoy dispuesta a conjugar en pasado.
Empaquetar consensos es algo que hacemos constantemente incluso para ganar un tiempo ficticio que nunca se usa porque cada vez que decimos «deja que lo piense» el problema vuelve corregido y aumentado. Lo de las soluciones salomónicas no funciona. Puede que fuera sabio, pero seguro que manejaba con soltura las técnicas de resolución de conflictos.
Y aunque lo seguimos haciendo, sabemos que tampoco sirve esto del balance personal que nos da por hacer en estas fechas, y mucho menos los buenos propósitos que nos autoregalamos. Merece la pena considerar cuántos conflictos se van arrastrando en los sucesivos asientos de apertura porque, probablemente, nos señalarán al problema de fondo.
Personalmente, este 2010 tortuoso y denso se ha mostrado revelador de algunas pistas importantes que me indican caminos agotados. Algunos asuntos que me han bloqueado obligándome a parar, han resultado un regalo en hechos y personas que me ayudaron a recordar actitudes refrescantes. Citarlas ahora no queda bien, ya suelen aparecer en mis enlaces.
Entre las cosas buenas está el disciplinarme escribiendo aquí. Sigo siendo la reina de la duda, pero un poco más argumentada. Un paso intermedio perfecto entre lo difuso de mis reflexiones y mi innato dinamismo.
Compruebo que me río más, que me he vuelto avara con mi tiempo y mi espacio y que mi capacidad de comprensión y empatía se ha equilibrado con un «no, gracias» más contundente. Y también lo del equipamiento mental, que no solo no está dañado sino que mejora. Igualmente en su punto están la capacidad para tolerar la incertidumbre y la curiosidad, listas para continuar. Porque de eso se trata.
Como reto me propongo trabajar en mi percepción, para que no se me escapen matices que pueden ser importantes. Es decir, una buena dosis de «sentidiño» aderezada con un poco de locura. Lo justo para seguir haciendo realidad algunas cosas y contando otras.