Consultoría y realidades

Hablar de «el futuro» empieza a ser retrógrado

Mi intimidad era personal, pero me la han personalizado. Y, sí, por supuesto, voy perdiendo la batalla. Vamos perdiéndola desde hace años. Al final, lo personal será solo personalizado. Julen Iturbe

Coincido con Julen, nos hemos dejado embaucar sintiéndonos tan  importantes con la (des-humanizada) personalización que terminamos aceptando lo que, tal vez, no era lo que queríamos. Pero nos gusta sentirnos importantes, parece que el ego se ha convertido en un virus de colesterol social que nos uniformiza.

El caso es que esta reflexión de Julen me ha hecho recordar las anotaciones del adelanto de un libro que tengo pendiente de lectura: El futuro va más rápido de lo que crees.

Sí, lo de la velocidad del futuro es una obviedad, pero es que cuando todo parece descolocado, mi mente funciona así, necesito buscar los puntos de referencia básicos. Y no es melancolía, soy más bien adicta al presente con-sentido, que no consentido: Creo que es necesario visualizar el camino, aunque solo sea para no naufragar en batallas inútiles mientras perdemos de vista pequeñas fugas interesantes y otras fronteras posibles.

La cita que me dejé anotada tiene que ver también con los proyectos de Cine & Investigación en los que buscamos ese diálogo intergeneracional de «memoria y futuro». Porque lo que dice, también es tan obvio que lo dejamos a un lado en lugar de ponerlo en el centro.

El cerebro humano evolucionó en un entorno local y lineal. Local, en el sentido de que la mayoría de las cosas con las que interactuábamos estaban a menos de un día a pie de distancia. Lineal, en el sentido de que el ritmo de los cambios era excepcionalmente lento. La vida de tu tataratatarabuelo era más o menos idéntica a la vida de su tataranieto

Pero ahora vivimos en un mundo global y exponencial. Global, en el sentido de que, si ocurre algo en la otra punta del mundo, recibimos la noticia unos segundos después (y nuestros ordenadores se enteran en escasos milisegundos) Exponencial, por su parte, se refiere a la altísima velocidad actual de la innovación

Olvídate de las diferencias generacionales; en la actualidad unos pocos meses pueden traernos una revolución. Pero nuestro cerebro —que en realidad no ha pasado por una actualización de hardware en doscientos mil años— no está diseñado para entender tanta velocidad.

Y si ya tenemos dificultades para seguir la aparición de tantos inventos singulares, estamos directamente indefensos ante los convergentes.

… Ray Kurzweil hizo sus cálculos y descubrió que vamos a vivir unos veinte mil años de cambios tecnológicos en los cien años que tenemos por delante.

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2 comentarios

  1. Lo que no sé es si esta aceleración que percibimos realmente no fue así en el pasado. ¿Acaso no habría conflicto intergeneracional siglos atrás? Me refiero, simplemente, al lógico entre madres y padres respecto a su descendencia 🤔

    1. Oh, seguro que había conflicto, como debe ser 🙂
      No me asusta la palabra conflicto, hasta me atrevería a decir que me estimula, pero lo que ha cambiado es el significado de “generación”.

      Me da por pensar en toda la cadena de innovaciones que se produjo a través del descubrimiento de la rueda y lo imagino un proceso satisfactorio, en el sentido de disfrutar, e incluso reflexionar, con las mejoras y posibilidades. Me temo que eso ya no lo volveremos a tener. ¡No da tiempo!

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