Consultoría y realidades

Lo simple de la complejidad en la innovación

La-ConversacionLo que se ve y lo que no se ve

Un encuentro «casual» me ha devuelto a las agridulces turbulencias de la consultoría de proyectos. Y digo agridulces porque aunque adoro esos momentos iniciales en los que las ideas empiezan a salir del cascarón, me había propuesto no sucumbir a tentaciones ajenas en tanto no termino de organizar las propias. Pero a pesar de mis alertas, sucedió.

Si algo me ha ido enseñando la experiencia es la necesidad de equilibrar mi innata tendencia a percibir la realidad en forma de proyectos, pero empiezo a pensar que ese dejarme enredar en pasiones ajenas es tal vez un elemento diferenciador en mi ámbito profesional.

Fue un encuentro casual mientras conversábamos con otro cliente en torno a un café, dando los últimos matices a un proyecto que está en la línea de salida. Pero claro, con la creatividad al límite el contagio estaba servido. No tardó en llegar el correo: «Bueno, creo que me lo pillaste rápidamente el otro día nada más abrir la boca, (jejeejeje)».

Y tenía razón, lo había pillado, pero las ideas necesitan mucho trabajo y muchas palabras en forma de conversación y reflexión para adecuar el fondo a la forma. Tras varias sesiones de trabajo, y horas de investigación, nos vamos acercando al punto de partida, pero hemos tenido que ir pinchando los globos de lo ilusorio para que pueda emerger la ilusión de la posibilidad.

Durante este proceso he renegado de los tópicos del caos creativo porque me he sentido balancear de nuevo hacia territorios que ya no me apetecen. Sinceramente, no creo en los momentos eureka porque las líneas borradas del boceto también cuentan. O son las que más cuentan.

Las líneas borradas del boceto forman parte del dibujo final, ponen de manifiesto la secuencia de ensayo y error y proponen una dimensión del tiempo y de la profundidad espacial.

Reflexionando sobre el torbellino de estos días, caí en la cuenta de que no era un retroceso de la marea sino una oportunidad para avanzar en la metodología del proceso de innovación y diseño de proyectos. También pensé que debía abordar la conversación con mi cliente, y ha funcionado. Hemos sacado a primera línea todos esos bocetos de los que ni él mismo era consciente.

Ya de vuelta, repasando el proceso, he recordado los «pensamientos simples sobre la complejidad» de Giancarlo Livraghi. Aquí un extracto, pero recomiendo la lectura completa.

La teoría del caos en cinco sencillos dibujitos: un intento impertinente de simplificar la complejidad

ideas-simples-11. Los hechos obvios son con frecuencia un buen punto de partida. Si queremos ir del punto A al punto B, tendemos a pensar en una línea recta

ideas-simples-22. Pero el mundo real no es plano y las línas rectas no existen. Incluso para ir a tomar un café encontraremos obstáculos y la secuencia real se parecerá más a esto.

 

ideas-simples-33. Si pensamos en una tarea más compleja en la que además intervienen otras personas, lo más probable es que el objetivo (llegar a «B») se difumine por el camino y la mayor parte del sistema lo pierda de vista, así que la representación de la realidad tendrá un aspecto más sinuoso.

 

ideas-simples-44. Pero la realidad manda y por el medio surgen nuevos objetivos que se van distanciando del inicial (llegar a «B»). Algunos, a pesar de todo, en la misma dirección aunque más lejanos (como C y F) y otros incluso en sentido contrario. Se podría pensar en una brújula como solución de recordatorio/control para reconducir las desviaciones, y tendríamos entonces esta representación.

 

ideas-simples-55. Sin embargo los entornos son cambiantes por lo que aferrarse a marcos inamovibles, despreciando los descubrimientos y procesos de aprendizaje, puede ser un error tan grave como no tener ningún objetivo o propósito. Observando el dibujo 3, se aprecia la convergencia de alguno de esos nuevos objetivos que fueron surgiendo por el camino y que bien pudieran ser el «nuevo objetivo», señalando el resto de las ramas a territorios que tampoco conviene dejar de explorar porque pueden ser el germen de nuevos futuros.

Como dice Giancarlo, el resultado presenta una forma menos «lógica» desde el punto de vista de los sistemas de organización al uso, pero estructuralmente más simple que la generada cuando se obliga al sistema a seguir un modelo «lineal»:

El hecho es que la “complejidad”, o el “caos”, no son en sí mismos más complicados que los sistemas de apariencia “ordenada” y, además, pueden conducirnos hacia la simplicidad. El problema es que no estamos preparados para comprender su modo de funcionamiento.

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6 comentarios

  1. Brillante, Isabel, esa transcripción del asesoramiento. Creo que la secuencia de trabajo que planteas, desde el emerger de la idea, a la contención de la emoción para enriquecerla con la líneas [el boceto] que sostienen el dibujo final es impecable.

    Me gusta especialmente como hilas tu reflexión profesional con el crecimiento personal y como se establece una transferencia que enriquece en ambas direcciones.

    Me llega esa maestría que se desprende de la experiencia sobre la que hemos conversado y me ha recordado que, hace aproximadamente un año, cenando con otro colega me preguntó cómo era que, entre nosotros los consultores, no nos reuníamos para departir sobre nuestro trabajo fuera de los cauces académicos habituales, en escenarios más informales. En la conversación salió que lo más probable era que esto se debiera más a las diferencias en el propósito que nos distinguen aunque, aparentemente, nos dediquemos todos a lo mismo.

    Entre los propósitos identificamos a quienes querían ser famosos, hacerse ricos, hacer el bien e incluso detectamos a quienes pretendían -con aires mesiánicos- iniciar una revolución que salve al mundo de la opresión del management. Coincidimos en que, de alguna manera todos participamos en mayor o menor grado de cada uno de esos valores pero siempre hay alguno de ellos que se erige como el propósito principal al cual le sirven los otros. En tu caso veo que utilizas los proyectos como placas de Petri con las que investigar y elaborar una narración sobre la Vida y creo que es eso lo que le confiere fascinación a tu trabajo, al menos así me llega a mí.

    Muy interesantes los pensamientos simples sobre la complejidad de G. Livraghi, diáfanos.

    Un abrazo.

    1. Muchas gracias Manel.
      Creo que me puse a escribir para atrapar ese momento de lucidez con el que volví de la última sesión y poder ser consciente del proceso para incorporarlo a mi caja de herramientas. Y me ha servido también para reafirmarme en lo necesario que es el distanciamiento de uno mismo también en el ámbito profesional, porque a veces se llega a un punto en el que la experiencia puede llegar a ser un obstáculo ya que se pierde la perspectiva y nos reafirmamos en aquello que, sin duda, sigue siendo mejorable.

      Una de los aspectos que he sometido a revisión en este proceso es la “conexión mental” con las personas con las que trabajamos, llámese colaborador, cliente, compañero de trabajo, etc. Sin negar su existencia y su valor, conviene contemplar cierto grado de escepticismo porque da lugar a sobreentendidos peligrosos y a desequilibrios en el grado de responsabilidad que cada una de las partes debe asumir, algo muy peligroso en nuestro ámbito de consultoría.

      Sí, yo también echo de memos esas conversaciones en escenarios informales entre colegas. Estoy convencida de que las que hemos tenido en los últimos meses han tenido un peso importante para tener perspectiva en este caso. Ando pensando últimamente en el significado de la palabra “maestría” a cuya definición creo que le sobran palabras y le faltan silencios y hechos.

      En el proceso ha habido mucho de revisión crítica (adoro esta palabra) y de cuestionamiento sincero y sistemático y eso enlaza muy bien con lo que dices sobre el propósito de lo que hacemos. A veces no es fácil aislarse del ruido profesional y a mí lo que me gusta es disfrutar de mi trabajo y de la sensación de que ese experimentar aprendiendo nos sirva a las dos partes. Me ha encantado lo de las placas de Petri.

      Los “dibujitos”, como los llama Livraghi, son de una lucidez sorprendente para entender lo que dice al final sobre la complejidad: El problema es que no estamos preparados para comprender su modo de funcionamiento.

      Hoy es un día importante en tu país. Confieso que estoy expectante y esperanzada 🙂 Un abrazo.

    1. Creo que me lo voy a tomar como un piropo… aunque no es muy cómodo eso de ir siempre al margen del sistema.

      Pero hay que ser coherentes, la verdad es que el dibujo 4 me da alergia, un poco claustrofóbica sí que soy 😉

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