Consultoría y realidades

VII Foro de las Luces: Manuel López Cachero, Presidente de AENOR

Calidad… ¡Buen tema para empezar!

En septiembre de 2008, Manuel López Cachero fue reelegido presidente de AENOR con su propuesta de seguir reforzando el valor a la sociedad en normas de servicios y de carácter social y en certificación en los ámbitos como la sostenibilidad, I+D+i o alimentación.

Su formación y su trayectoria podrían hacer pensar en alguien demasiado alejado del común de los mortales, pero lo cierto es que se adapta y disfruta en cualquier entorno. Aunque en realidad mas bien habría que decir que sabe como crear ese ambiente en el que disfruta y se siente cómodo.

Cual sutil dardo directo a la diana, Santiago Rivas no se anduvo por las ramas al presentarlo “Ojo, que si te das la vuelta… te vende algo”, lo que pareció gustarle al invitado que inició su exposición manifestando sus intenciones de forma meridiana: “Estoy aquí por interés, y perdonen si mis objetivos no coinciden con los suyos…”

Con distendida autoridad, su montaña rusa discursiva avanza y retrocede con quiebros bruscos envueltos en seda y terciopelo. Nada sobra, nada falta, cada palabra dice lo que dice… y más. Defiende la importancia de poner las ideas sobre la mesa para aprender, pero la suya es una mesa selecta y bien programada. ¡No se le escapa nada!

“La calidad no es el tema más importante del mundo… La calidad es un concepto con sesgo subjetivo”

Dice que nunca ejerció de economista, pero lo social y lo económico son el marco en el que teje y desarrolla sus afirmaciones. Porque ahí radica la clave de su seductor discurso, en las ideas afirmadas a las que, sin embargo, dice conceder el beneficio de la duda mientras sus ojos azules lo recorren todo sin detenerse en nada.

Era el invitado, era su tiempo. Y lo disfrutó en el recorrido histórico y anecdótico con el que se iba anticipando a las preguntas que, sin duda, irían saliendo en el coloquio.  Un denso e intenso recorrido que se inició tímidamente en un piso alquilado y que hoy desarrolla su plan de internacionalización con un catálogo de 29.000 normas… y las que vendrán.

El presidente de AENOR habla con humilde decisión, con autoridad suavizada en matices e inflexiones que se encadenan hacia objetivos claramente pre-definidos. “Fue posible por que la sociedad lo apoyó”, “El esfuerzo que han hecho mujeres y hombres desde el Plan de Estabilidad”, “Cuando se intentan meter goles bien y no en fuera de juego”…

Insiste constantemente en no querer ser académico en su mensaje y aunque la universidad, más bien el sistema universitario y sus carencias, no dejó de estar presente a lo largo de la velada, lo suyo son palabras como “pulso, potencia y energía”. En un momento en que la crisis, y las crisis, tienden a llevarnos al pesimismo del ¿para qué?, sabe como reconducir constantemente su mensaje:

“Sólo con la calidad no vamos a salir de la crisis. Pero sin ella tampoco. El legítimo beneficio es el que se mantiene en el largo plazo y no el que se consigue en el corto.  Hay que hacer las cosas con cabeza, con un propósito estratégico y en el momento adecuado”

Entre las preguntas que fueron surgiendo, la crisis del pepino dio lugar a una espléndida explicación sobre los mecanismos de control, y las certificaciones, del sistema sanitario y agroalimentario, y las relacionadas con la construcción (ese sector!) nos pusieron al día de su complejidad. Pero los temas clave estuvieron relacionados con el exceso normativo, con la I+D, con la necesidad de acuerdos, con la (in)viabilidad de una norma de calidad para nuestros representantes políticos y… con la Universidad.

Nos contaba el invitado como las normas en calidad nacieron con un objetivo un tanto confuso, en realidad no tanto pero difícil de contrastar, de posibles frenos fronterizos al intercambio de productos. Despertó el lado poco productivo de mi curiosidad, así que buscaré o preguntaré. Bueno, las dos cosas.

Defensor de la utopía, que no de la quimera, del consenso pero “no con palabras sino con razones”, en su discurrir aparentemente ingenuo y disperso, una nueva inflexión de voz nos devolvía al contexto: “Protocolos sí… libremente pactados. Reglas sociales sí… asumidas. Imposiciones… ¡No!” No al mundo feliz pero sí reglas de juego claras.

Así como reconozco mi aversión a las jerarquías y lo establecido,  he de confesar que el presidente de AENOR nos cautivó con su inteligencia, con sus conocimientos y con su carisma. En alguna cosa no estaba yo de acuerdo (lo de las patentes y Microsoft como modelo de negocio… pues va a ser que no) pero hasta le supo a poco nuestro no-consenso. Aunque le gusta llevar la batuta, el señor Cachero es hombre de debates.

De hecho su maestría dialéctica no es habitual, como cuando le respondía a otro contertulio: “Me encantaría poderle llevar la contraria pero no se la voy a llevar…” Al menos eso parecía.

En el incomparable marco en que se desarrollo este VII Foro de las Luces, la media noche llegó demasiado pronto. Se comprometió a volver para hablar de la universidad (tema que, por conocerlo a fondo, realmente le subleva),  así que tal vez podamos continuar nuestro particular desacuerdo y le preguntaré por la medición de la calidad en todos estos modelos de negocio que están generando riqueza en torno a lo gratis.

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5 comentarios

  1. Sin menospreciar en ningún momento tu exposición, de un entusiasmo contagioso, ni el tema del post -la calidad como sesgo subjetivo me parece de una certeza apabullante. Es uno de esos conceptos difíciles de asir por lo relativo, como la limpieza o el cuidado, por buscar un símil más a pie de calle-, no he podido evitar fijarme en la última foto, la de grupo, de la que mi mosca cojonera mental se pregunta: ¿Por qué un 20% de mujeres? ¿Es este un ámbito de empresa, universitario, de periodismo? ¿Importa el ámbito, realmente? Es por estas fotos por las que sigo a favor de la discriminación positiva, sabiendo que la Unión Europea ya ha desarrollado leyes y aconsejado a países como España, aunque ahora tengamos problemas más acuciantes. En mi corazoncito, tengo la esperanza de que un mundo dominado por las mujeres sería mejor…
    Un saludo!

  2. Daniel, no puedo menos que sonreír con tus dos observaciones.

    Respecto a las reacciones contradictorias que provoca hablar de calidad, mejor dicho, los procesos de calidad y certificación, es bien consciente el invitado, de ahí la forma en que se presentó cuanto tomó la palabra y la frase con la que inició su exposición: «Calidad… buen tema para empezar». En la conversación posterior también se habló, claro está, del uso y abuso de las certificaciones como pantalla y de las modas. No eludió el tema, pero lo solventó con elegancia. De ahí los entrecomillados con los que destaco algunas de sus afirmaciones. Personalmente, creo que, si bien es cierto que protocolizar es imprescindible, tiende a no dejarnos ver lo nuevo que ya tenemos encima. Normalizar lo que ya conocemos puede impedirnos prestar atención a lo que está viniendo.

    Respecto a lo del 20% (no se me había ocurrido hacer el cálculo)… ¿qué puedo decir? Creo que la mayor parte de las veces ni me doy cuenta hasta que lo comento, lo cual no quiere decir que me parezca bien. Ni mal. Hay temas, y este es uno, en los que prefiero teorizar menos y hacer más. Yo no m pongo límites, pero creo que hay personas, hombres y mujeres, que sí los ponen con sus hechos o con sus discursos. De todas formas, es un tema que también va apareciendo por aquí a veces, aunque me temo que con una visión muy políticamente incorrecta que a menudo no contenta a ninguna de las partes. También es cierto que suelen ser reflexiones a raíz de hechos concretos, así que me tomo tu observación como una propuesta para poner en palabras lo que pienso.

    Buenos apuntes. Gracias Daniel.

  3. Estos días he tenido discusión sobre normalización de la innovación, con Aenor por el medio. Me estoy intentando decidir entre asistir a un curso de 30 horas -gratuito- dado por Aenor sobra la norma UNE para gestión de I+D+i, o bien tenerlo en la empresa con una única jornada ajustada a nuestro sistema ISO y OHSAS propio y para más gente. Un consultor nos ha dicho hace nada que el año que viene habrá una norma de carácter ISO, internacional y reconocida y coherente con las demás ISO, y basada fundamentalmente en los conceptos del Project Management de la cultura de innovación norteamericana. Después de llamar a Aenor, estos nos dicen que no, que el año que viene lo que saldrá seguramente es una norma a nivel europeo (?), y que uno de sus documentos base será precisamente la norma UNE que actualmente usa Aenor para certificar empresas con un proceso de innovación. Así que no sé qué hacer. Bueno sí sé por cuestiones de coste (mis 30 h fuera valen más que las 8 h de 2 personas propias y lo que nos cobra la consultoría, que además podrá ser financiado ‘tripartitamente’), pero, leches, ahora que la normalización de la innovación suena a tema importante, recibir estos mensajes cuando menos no coincidentes… Curioso, como si ya hubiéramos superado que normalizar e innovar pueden pegarse como conceptos. MAAAAAAL, me diría aquí un consultor, innovar no es crear, no es tener ideas, es que den dinero, y todo eso.

    Qué bonita ciudad puede ser Corña, por cierto. Ah, y me encanta la foto sentada a la mesa con la mirada ‘recogida’. Seguro que fue cuando dijo lo de Bill Gates. Qué raro, si últimamente les gusta mucho más poner de ejemplo a Steve Jobs y su colección de iPhones y iPads.

  4. Goio, se puede decir algo más de lo que tú has dicho? Curiosidad me queda saber la respuesta que me habría dado el invitado a la cuestión que planteas.

    Yo es que no doy asimilado esto de «normalizar la innovación» que me suena a pura expresión burocrática. La innovación es, ante todo, una cuestión de visión y esto quiere decir personas, tanto las que dirigen (que suelen ser el auténtico cuello de botella) como las de mandos intermedios y equipos.

    Por otro lado, en el ámbito del diseño de proyectos, que es en el que yo trabajo, el discurso de la innovación que se repite hasta el aburrimiento (mucha gente viviendo de hablar) parece que se mueve de forma pendular entre el mito de la genialidad y los procesos que ahora se quieren establecer. Es decir, entre la inspiración no-razonada y los manuales prefabricados. Hablo de la impresión que, en general, se está transmitiendo. Lo que yo vivo dentro de las empresas no tiene nada que ver con esto.

    También es cierto que me apasiono viviendo sus procesos y soy de las que me encanta ponerme botas de trabajo y casco para vivir como se diseña un proceso, un nuevo material o sumergirme en las posibilidades de aplicación de las tecnologías. Las empresas con las que yo suelo trabajar siguen más el esquema del círculo de oro de Sinek.

    Sé que no se puede generalizar pero creo que en el desconcierto generalizado de la situación, se está mirando demasiado el reflejo de la imagen en el espejo en vez de tratar de mirar a través del espejo. ¿El problema de fondo? Siempre la dirección política de las empresas, que es a donde se dirigen los discursos normativos.

    Te preguntaría muchas cosas, ya sabes que tu percepción y tus conocimientos en este ámbito me interesan especialmente. Puro y egoísta interés profesional y personal, no creas 😉

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