Consultoría y realidades

Supongo…

… pero yo qué sé!

Supongo que esto del proyecto vital, de existir tal cosa, resulta siempre complejo y largo. Vaya, como para ocupar toda una vida…

Curioso que a veces sean las circunstancias las que te dan la clave de lo que no has sabido descifrar. En mi caso, si hay algo que me define es el «como no sabía que era imposible, lo hizo».

Empiezo a darme cuenta de que he sido siempre tan tremendamente curiosa que cuando tuve tiempo para pensar (bueno, algún tiempo, que siempre anduve escasa) fui incapaz de elegir. En cambio  cuando tocó rendirse a las circunstancias, de alguna manera me sentí liberada de esa elección que tanto me costaba hacer.

En el fondo creo que nunca he sido capaz de poner nombre a mis habilidades y no sé si eso me ha restado eficacia o fue mi salvación para no sucumbir a miedos y limitaciones. Lo cierto es que me siento en permanente reconstrucción, en una especie de puzzle de imágenes, sentimientos e intenciones cuya imagen final nunca veré.

Creo que tampoco me parece importante. Amante de las grandes teorías, mis mejores logros han venido siempre de decisiones aparentemente pequeñas. Grande-pequeño, cerca-lejos, arriba-abajo…. Pues va a resultar que tengo que recuperar Barrio Sésamo.

Siempre me he rebelado contra el silencio ciudadano y ahora, que escucho más que hablo, me pregunto por el significado de esta contradicción. O tal vez ni siquiera me interesa. Ahora que, para bien y para mal, parece disiparse la pereza ciudadana siento que no tengo nada que decir. Quiero saber qué hay más allá, pero no consigo ver.

Nunca podremos saber de una forma certera por qué se producen los hechos. O más sencillo aún, aunque sólo queramos constatarlos, ya estamos influenciados por lo que ahora consideramos importante, pero que igual no lo es. A veces quiero preocuparme por mi desconexión pero luego pienso, ¿qué más da? Toda sucesión de hechos que olvide estará a salvo en libros y documentos, en Internet, en otras memorias menos transgresoras que la mía.

Los inventos nunca son lineales. Pequeñas porciones de conocimiento y grandes esfuerzos en ensayos aparentemente inútiles confluyen siempre, en algún tiempo histórico, a través de alguna mente lúcida (y seguramente mal-tratada) que probablemente tampoco funciona de un modo convencional.

Se acaba el fin de semana. Pues no lo había pensado pero suena un poco a chapuza esto de «el fin que se acaba». Mejor lo dejo.

Compartir

5 comentarios

  1. Pingback: Supongo… | IG
  2. Debes estar hecha de materia infinita, Isabel y debe ser por eso que te transciendes a ti misma y es poco probable, por no decir imposible, que te veas culminar.

    En esa construcción perenne a la que estas sujeta quizás de nada sirve memorizar aquello que tarde o temprano querremos olvidar por comprobar que no es cierto.

    Sí, debe ser que estas hecha de esa materia de niebla en la que todo emerge, se difumina, desaparece…

  3. Algo habrá Manel, será esta influencia atlántica… O esta tierra de meigas… O será que me están sobrando los marcos establecidos porque necesito pensar.

    Tanto mal humor reinante, tanta certeza encerrada, tanto grito…. ¡Qua cansancio!

    Una cierta ironía, que no pasotismo, que me incita a elegir y probar nuevos caminos. Estos están saturados.

    Este es un post chiquitito de esos que discurren en silencio, pero me ha gustado esta conversación entre la niebla 🙂

  4. «Supongo que esto del proyecto vital, de existir tal cosa, resulta siempre complejo y largo. Vaya, como para ocupar toda una vida…»
    Qué gracia me ha hecho esto… se tiende a hablar siempre de proyectos. Cuando son, por ejemplo, arquitectónicos, qué fácil es decir cuándo han acabado. Pero, ¿y los de empresa? ¿y los sociales? ¿y los de vida? Mi proyecto es acabar la carrera, encontrar trabajo, tener hijos, ascender, comprarme un barco… y cuando tienes el barco, ¿qué? ¿Otro proyecto? Lo que importa no es el destino, sino el viaje. Pero ¿hay que estar viajando toda la vida?
    Un saludo

  5. Daniel, pues yo diría que sí, que hay que estar viajando toda la vida, dentro y fuera de uno mismo. A eso me refería con lo del proyecto vital, a que nunca me han servido, ni se me han pasado por la cabeza, esos objetivos que citas. No son más que circunstancias, las que vas viviendo, elegidas o no, dentro del abanico que te ha tocado… o del marco que construyes.

    Lo importante, para mi, son los procesos en los que te exprimes y el de filtrado mutuo en el que te vas construyendo con algunas personas. No demasiadas, hay mucho ruido.

    Pero en esa niebla que decía antes Manel, estamos bastantes y nos vamos encontrando. Es agradable y reconfortante. 🙂

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies