Consultoría y realidades

¿Cuando empezó el proceso a no adaptarse?

Calle uno y hablen todos

Las buenas intenciones deben encajar con la definición de objetivos para que el buen hacer culmine en éxito. La experiencia nos suele llevar a saber un poco de muchas cosas, una suma de «pocos» imprescindible para que tu cóctel funcione y evolucione, pero también una tentación dispersadora que puede hacer perder el rumbo.

La pregunta del titulo, «¿Cuándo empezó el proceso a no adaptarse? es una de esas obviedades que me enamoran y que he robado de una entrevista en la que mi experto de referencia hablaba sobre el sector audiovisual. La profundidad de su sencillez se me antoja básica para comprender-nos.

Suele suceder que cuanto más aprendes más te entusiasmas con las posibilidades por lo que la inteligencia está en ser consciente de tus puntos fuertes para entrelazar esfuerzos hacia el éxito. No hay que olvidar la importancia de la ilusión y que “el auténtico resorte de la motivación reside en la posibilidad”.

Aún reconociendo la probada dificultad para desaprender, es la falta de visión ilusionante lo que justifica el estancamiento y la parálisis. Escuchando ayer la conferencia de Manuel Castells en la #acampadabcn me quedé con una frase y una parte de su discurso que me impacto: “Todos somos descendientes de cobardes”

Según nos dice la neurociencia, el miedo es la emoción primordial del ser humano. El miedo es lo más importante que tenemos todos. ¿Por qué? Porque todos somos descendientes de cobardes. Porque los que eran valientes y no corrieron suficiente se los comieron las fieras.

Por tanto, toda la sociedad está basada sobre la capacidad de instigar el miedo que todos llevamos dentro y la capacidad de las personas de superar ese miedo. Y esa superación sólo se hace con otros. No se hace nunca individualmente, se hace con otros. Y en la superación del miedo a través de proyectos individuales que se transforman en colectivos, sin dejar de ser individuales, a partir de ahí se empiezan a plantear críticas alternativas y debates sobre qué otras formas de vida todavía son posibles.

En mis conversaciones con otro experto, pero esta vez en proyectos de futuro, y con futuro, analizamos el por qué no dan cuajado los intentos por impulsar una nueva cultura para ir caminando de la intuición in-formada a la razonada. Lo que buscamos son respuestas para las inquietudes que estamos viendo y oyendo y la conclusión apunta al desconocimiento, que provoca el vano intento de intentar mirar al final del proceso porque no comprendemos cómo ha de ser el inicio.

Y es en base a esa inseguridad como las personas generamos expectativas y, por tanto, predisposición a tomar decisiones con criterios que ya no sirven, con datos que nos presentan una rentabilidad absoluta en la que el valor añadido no tiene cabida

Sé que todo esto puede sonar muy abstracto, pero no más que los planes de negocio con los que acostumbramos a disfrazar una realidad que se nos antoja indescifrable. En un momento en que necesitamos todo el talento disponible, en el que aprender a emprender es una prioridad social, la necesidad de promover el encuentro entre discursos es uno de los objetivos que nos debe ocupar.

Y como parte de esa realidad sobre la que quiero actuar, el nuevo conveniofirmado por ENISA y CEAJE para el apoyo a nuevos emprendedores me parece bien, pero viendo los resultados del anterior, 302 jóvenes emprendedores por un importe medio de 39.144 euros, tampoco me parece para saltar de alegría. En cambio sí me hace vibrar este otro titular: «Te doy 100.000 dólares si dejas tus estudios e impulsas tu propia empresa». El promotor es Peter Thiel, cofundador de Pay Pal y uno de los primeros visionarios del potencial de Facebook. La noticia dice:

Todos los participantes en esta iniciativa son menores de 20 años y cada uno recibirá 100.000 dólares durante los próximos dos años para desarrollar sus proyectos. Además contarán con el asesoramiento de una red de emprendedores e innovadores seleccionados por el patrocinador de la iniciativa. La única condición fijada por Thiel es que deben abandonar la universidad para dedicarse a tiempo completo en la creación de una empresa

Algo está pasando… ¿verdad? Escribiendo esta mañana una colaboración sobre economía social para la edición impresa de Código Cero decía:

Hablar de economía social no es hablar de altruismo, que siempre ha existido, sino de nuevas formas de relación en los que la economía ha de ser la base, no el objetivo. De hecho, la distribución a coste (casi) cero ha convertido el compartir en una industria muy potente. Hablar sólo de economía monetaria dice mucho sobre nuestra miopía al pretender medir el valor en vez de enfocarnos sobre el valor que se crea.

Desde el ámbito TIC sabemos bien lo que significa la democratización de la materia porque comprobamos, cada vez a mayor velocidad, como los costes se reducen tan rápido como aumenta la capacidad, la velocidad… Todo lo que se relacione con el “juego triple” de tecnologías más rápidas, mejores y más baratas tenderá a coste cero, lo que implica que valor y precio no son sendas paralelas. Como dice Chris Anderson «Internet se ha convertido en la tierra de lo gratis, no por ideología sino por economía».

La economía debe ser social, y no por ideología, sino por simple visión de futuro. Porque, ‎«una vez creadas, las ideas desean propagarse lejos enriqueciendo todo lo que tocan».  Todo lo demás no hará sino enredarnos en planteamientos y problemas perversos.

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19 comentarios

  1. Qué densidad de información.!!
    Me quedo con «Cuanto más aprendes, más te entusiasmas» y lo completaría, si me permites, con «Más te entusiasmas con lo que te queda por aprender»
    Felicidades. Sigo aprendiendo. Me sigo entusiasmando.

  2. Coincido con Antonio en la densidad de información. He leído dos veces para entender mejor, me he vuelto a oír la charla de Castells (de paso se la he enviado a mi hermana, socióloga de profesión, residente en bcn, y colaboradora directa de Castells en la UOC) y… bueno, confieso que aunque entiendo la idea de Peter Thiel, parte de su concepto no me gusta. Me parece bien motivar al emprendedor, pero parece implícito que la universidad es estructura vieja que no ayuda ni a tener espíritu crítico o que anestesia para la vida, y lo creo algo tópico (hay de todo, vaya, y mucho de ello es dependiente del alumno), Prefiero, por así decir, un emprendedor mejor formado, si es que ha decidido formarse en la universidad, y veo esos 100.000 euros un caramelo peligroso. Recuerdo otras iniciativas yanquis, como créditos importantes para que alumnos sin medios pero con mente brillante pudieran terminar sus carreras en universidades de prestigio; eran créditos a devolver tras la carrera, y no obligaban a emprender, bien podían pagarse con rentas de un trabajo por cuenta ajena. También me he acordado de estos señores: http://www.bilbao.net/cs/Satellite?c=Page&cid=1272963755927&locale=3000001694&pagename=LanEkintza%2FPage%2FLKZ_PTPortada&site=LanEkintza
    El link es raro, si no te sale nada, busca ‘lan ekintza’. Es una organización del ayuntamiento de bilbao para la ayuda al joven emprendedr, relacionado también con la regeneración de los barrios degradados de la ciudad (dejan los locales a un precio muy asequible para quien empieza), ayudan durante un tiempo económicamente, enseñan gestión, ponen en contactos con gente con experiencia… Y conozco casos estupendos y admirables, como los chicos de aux magazine (auxmagazine.com) con los que colaboro a veces. Obviamente, trabajan mucho en lo local, pero eso no ha de ser malo, sino sólo un inicio. Hasta tiene una herramienta estupenda para que la gente vaya viendo si una idea puede transformarse o no en algo con futuro. Y no ceas, que cualquier día me lío el petate y me paso por sus oficinas, qué leches…

  3. Me ha llamado especialmente la atención y me ha dado que pensar el papel que le das al miedo y el antídoto que juega el colectivo en él, me quedo con esa idea y la utilizaré en otros contextos.

    Conste que me parece muy subjetivo y sospechosamente tendencioso el calificativo de Castells al referirse como a “cobarde” a quien huye de un depredador. También podríamos decir que esos mismos cobardes desarrollaron tecnología para someter a esos mismos depredadores… una metáfora de que no hay que precipitarse y hacer las cosas cuando realmente se está preparado. No sé…que a veces me pasa que, cuando sigo a una idea, llego sin querer a la contraria y a la conclusión de que todo es un circulo donde cualquier parte siempre es continuación de la otra mírese en la dirección que se mire…cobardes…valientes…

    Me ha parecido excelente esto de que la inteligencia está en “ser consciente de tus puntos fuertes para entrelazar esfuerzos hacia el éxito”, no sé si añadiría en que está tampoco de más saber cuáles son tus puntos débiles para comprender posibles causas de rechazo del entorno, el porqué buenas ideas cogen el viaje de vuelta. Ya sabemos que en este mundo “tanto monta, monta tanto” las ideas como la forma que tenemos de vehiculizarlas.

  4. Antonio, me gusta tu aportación: “Más te entusiasmas con lo que te queda por aprender”. Es cierto que a veces resulta agotador pero aprender es lo único que mantiene la intensidad vital y la energía. Al menos en mi caso.

    No me había dado cuenta de la densidad. En realidad escribir es mi terapia para ordenar las ideas y los enfoques. Una especie de efecto espejo para ver(me) y entender(me). Supongo que eso quiere decir que la densidad de lo que anda por mi cabeza está pidiendo a gritos ser organizada.

    Gracias Antonio. Tu entusiasmo también me contagia a mí. 🙂

  5. Goio, eso de leer dos veces también me pasa a mi con tus post. Con el último sin ir mas lejos 😉

    Sabía por Iago que tu hermana trabaja con Castells. La verdad es yo lo he seguido mucho hace años, cuando publicó “La era de la información” y ahora lo estoy volviendo a retomar. Me gustan los pensadores, aunque no necesariamente esté de acuerdo en todo lo que formulan.

    El problema con la cultura emprendedora es que no se trata de motivar, esa fase la tendríamos que haber atravesado antes, ahora no llega. Lo peor de la universidad aquí, salvo excepciones, no es lo que se dice desde fuera, sino lo que siente, cuenta y soporta la propia gente que la forma. Por otra parte, Goio, precisamente tú, que eres un ejemplo de inquietud intelectual… ¿me vas a decir que tu formación refleja lo que te han enseñado? Permite que lo dude entre otras cosas porque este maravilloso espíritu de curiosidad, de formar opinión y tener criterio, es lo que precisamente se aplasta desde las estructuras educativas (y sociales, políticas…).

    La cuestión está en tener clara la diferencia (el abismo) entre enseñar y aprender. Internet lo ha cambiado todo, no sólo los modelos de negocio. La agenda mediática se tambalea y las opiniones bien formadas beben de muchas fuentes.

    Lo que más me gusta de la iniciativa de Peter Thiel es que deja los discursos generalista o el de el secreto de “su éxito” para ponerse manos a la obra con personas concretas. Prefiero 20 personas “haciendo” que 200 “soñando”, aunque todo empieza con un sueño.

    Examinaré a fondo tu enlace. Gracias por debatir porque me ayuda a seguir enterándome de qué es lo que pienso.

  6. Manel, en realidad lo que dijo Castells sobre el miedo me impactó, pero no estoy necesariamente de acuerdo. Entre otras cosas porque, examinándome a mí (no es egocentrismo es que soy el ejemplo que mejor conozco) yo sé cual ha sido el papel del miedo en mi vida, tal vez por haber tenido que ir llegando a conclusiones desde muy joven. En mi caso, tuve que racionalizarlo y ponerle nombre, es decir, no tratarlo como algo difuso sino subdividirlo en “miedos concretos”, con nombre y apellido, para hacerles frente o, en todo caso, hacer que se pusieran detrás de mi para empujarme en vez de estorbar.

    Pero no me parece mal que lo usara así en su discurso, sobre todo teniendo en cuenta la situación social que estamos viviendo y este renacer de mucha gente joven que se había instalado en un cómodo pasotismo social. Lo cierto es que esta actitud de correr y escapar de los problemas se da en una gran parte de la sociedad, por eso luego nos los encontramos corregidos y aumentados.

    Pero sabiendo en el área que eres experto, tengo mucho interés en cómo lo irás tratando en las reflexiones en tu blog, que para mí son una fuente de aprendizaje ya esencial.

    Estoy de acuerdo en que es importante ser consciente de los puntos débiles pero me gusta hacerlo desde la visión positiva. Es decir, prefiero concentrarme en lo que me gusta y sé hacer mejor porque es dónde aporto valor. Eso me va dando la medida de las colaboraciones que necesito. Supongo que por eso voy centrando mi atención en las personas de las que puedo aprender, y me gusta tenerlas cerca para poder seguir aprendiendo en el futuro y porque me dan seguridad. Ni quiero, ni puedo, saberlo todo o ser buena en todo. Al contrario, creo que la grandeza de las personas está en aceptar sus límites para poder superarlos. Soy de las que “me dejo enseñar”. Y de las que comparte lo poco o mucho que puedo saber sobre algún tema.

    Gracias Manel. Seguiré atentamente tus reflexiones porque seguro que enriquecen lo que estoy intentando construir. 🙂

  7. Centrandome en la cuestión del miedo y aplicándome mi propio ejemplo como Isabel, sin pretender ser egocéntrica creo que en el caso del emprendedor el miedo le hace de trampolín, de impulso para seguir adelante, el miedo al FRACASO es que mueve al emprendedor a renovarse y reinventarse. Pero es el mismo miedo, el del fracaso el que hace que otros no den un paso adelante, es el caso de los que en el post llamas «cobardes» y yo creo que cobardes somos todos los que no salen a correr delante del león por miedo a fracasar, o sea a que se los coman, y los que salen para demostrar que fracasar no es una opción y corren el riesgo de ser comidos, pero si esto no ocurre se convierten en grandes triunfadores.
    en conclusión a todos nos mueve ( o no) el mismo miedo!

  8. ¡Qué bueno Lucía! Creo que aportas un matiz que tal vez se nos estaba olvidando al resto: ¡la diversidad!

    Como recuerda Castells, la neurociencia nos dice que el miedo es una emoción primordial del ser humano y es como el dolor, tratar de evitarlo (de ser eso posible, claro) nos traería consecuencias muy negativas. El miedo, como la fiebre, son las alertas que nos deben mover a actuar. La cuestión es que aprendamos, no sólo a manejar esa emoción, sino que aceptemos que en la combinación de habilidades complementarias está el éxito colectivo.

    Muchas gracias por tu aportación. Creo que cuando valla de compras a tu show room vamos a hablar de muchas cosas. 🙂

  9. …..»aceptemos que en la combinación de habilidades complementarias está el éxito colectivo»…….
    esa frase lo resume todo sin los que se quedan en la cueva los que salimos a correr delante del león no tendríamos nada que hacer!

    Ya sabes que estas invitada y tu visita será muy grata!

  10. El miedo, el miedo de verdad, genera parálisis [de ahí las caras pintarrajeadas y los gritos que se profieren para bloquear al adversario…creo que el equipo neozelandés de rugby suele exhibirse también con la misma finalidad]. En el caso de los animalitos la huida o el ataque son reacciones iguales que requieren de un organismo con una buena puesta a punto [de hecho porque las cebras huyan no suponen que sepan de qué ya que quizás sólo una ha visto a la leona, es un reflejo].

    El miedo, en cambio, es como un virus que infecta y se transmite socialmente y que conlleva bloqueo, error y la mayor parte de las veces, fracaso.

    Pienso que cuando hablamos de miedo en el emprender nos referimos a la ansiedad que asalta a cualquiera ante una situación de incertidumbre. Pero en el caso de que insistamos en llamarle “miedo” no sirve [a mí al menos] para discriminar entre valientes o cobardes, calificativos que provienen de lo social y que buscan que la persona básicamente sea “valiente” esto es que anteponga la supervivencia del grupo a la suya propia.

    El hecho de que haya personas que ante la incertidumbre laboral prefieran mantenerse en una zona de confort y otras arriesguen [siempre dentro de los límites de lo tolerable] en abrirse nuevos caminos son decisiones sujetas en gran parte al carácter y a la personalidad pero también muy determinadas por presiones complejas del entorno que van mucho más allá del valor de una persona.

  11. Un lujo de conversación. Cada comentario ha añadido algo a mi «densa» reflexión inicial. Entusiasmo, duda inteligente, hechos, reflexión, matices, conocimientos, perspectiva…

    Lucía, tu conversación de hoy de facebook es digna de compartir: movilizas!

    Manel, la diferenciación que haces en el último comentario entre miedo-valientes-y cobardes es una clave perfecta. Tener miedo es humano y sano y no puede servir de etiqueta. Pienso que incluso la cobardía y/o valentía, habría que medirla en relación a uno mismo y a los demás, en el corto y en el largo plazo. Al final, a los demás los engañas pero uno duerme con su conciencia toda la vida. Lo de los indicadores y valoraciones no es una cuestión menor.

    Muchas gracias por todos los comentarios! 🙂

  12. pues la verdad Isabel es que yo tengo aprecio por los años de universidad, estudié y trabajé mucho, y fui muy curioso en el ámbito en que estaba. Creo que gané mucho espíritu crítico allí -que aplico ahora, sin duda-, aunque más en mi época de doctorando, y aunque sé que no es el único camino para conseguirlo ni tampoco haría apología, y aunque tras diez años allí y tb haber sido profesor conozco esos problemas que comentas, reconozco ese valor, que me tuve que esforzar en conseguir (también es cierto: los profesores que conseguían motivar eran escasos y encima tenían intereses no tan banales). A mí lo que me alejó de esa vocación científica tempranera no fue tanto la universidad -aunque mi tesis fue como todas un dolor-, sino la empresa, donde entré como doctor y con un exceso de conocimiento que para la empresa no era útil. En aquel entonces, claro, hoy las cosas han cambiado algo. También creo que en la universidad hay mucho estudiante que no aprovecha sus oportunidades, luego esconde la cabeza, y después ataca los males de la vecchia signora, muchas veces sin mirarse el ombligo, o excusándose en su juventud. O simplemente no querían estudiar a ese nivel y se ven empujados a ello por condicionantes mil. Que la universidad tenga que cambiar a nuevos métodos no lo dudo, que esa estúpida política universitaria de una facultad en cada capital de provincia es endogámica, localista y cara tampoco. Pero, leches, yo sí creo que si a mí me fue útil a pesar de sus entonces escasos medios, estoy seguro de que a cualquiera que esté ahí y tb sea curioso y quiera moverse, debe tener alguna posibilidad de saciar esa curiosidad y aprender de verdad. Tal vez pensemos demasiado en los profesores y poco en los alumnos; y estos, por lo que oigo a mis antiguos amigos ahora profesores en la universidad, no vienen precisamente sabiendo poner la eme antes de la pé.

    y un placer tanta contribución, oiga! Yo tb aprendo remucho, lo juro. Y es que esto no para: me he pasado el día en una jornada sobre gestión de proyectos (y hay quien dice que eso casi ni se hace ya) y me han dado un repaso de métodos agile y scrum y pmbok que tengo la cabeza como un bombo!

  13. Goio, no pretendía abrir debate con respecto al papel de la Universidad, pero no cabe duda de que es uno de los puntos importantes de todo el sistema. Si no apostamos por la educación, y es uno de mis temas recurrentes, no tendremos nada.

    Ayer tuvimos una cena con el presidente de AENOR y, curiosamente, se convirtió en uno de los ejes centrales del coloquio. Y hablaba desde dentro, tras muchos años de cátedra que acaba de dejar y desde lo que ha vivido a través de sus hijos. El sistema es perverso porque ya no es que esté inmovilizado sino que se autodestruye a cada paso. Es cierto que hay mucha gente dentro muy válida que lo pasa mal y está quedando bloqueada por falsos indicadores y prácticas y jerarquías arcaicas. Yo no cuestiono la valía de muchas personas y de su trabajo, sino el sistema profundamente ineficaz en el que enterramos recursos (dinero y, sobre todo personas) que necesitamos con urgencia para avanzar.

    Estoy convencida de que tú has exprimido tu etapa universitaria, como todas y cada una de las facetas de tu vida, porque tu espíritu inquieto y crítico, y tu tremenda capacidad de asimilación (eres increíble!) ha capitaneado todos tus avances. Pero no es lo habitual. El pasotismo se ha instalado tanto en el profesorado como en el alumnado.

    De todas formas, la universidad es un camino, pero eso tampoco quita valor a otros. Lo que cuenta es la diversidad, la suma de saberes con la que la sociedad se enriquece. Y sí, en la empresa hay una miopía brutal. Durante los años de bonanza todo el mundo hacía negocios, pero ahora se irá viendo quien de verdad tiene espíritu de empresa. Es bien cierto que “cuando sopla el viento, hasta la veleta tiene carácter”.

    Gracias Goio!!!

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