La humildad de las herramientas
En casi todas las organizaciones con las que trabajo están al día en infraestructura informática y herramientas de software. Y no porque sean empresas tecnológicas (solo dos lo son) sino porque son conscientes de la importancia del flujo de información así que, en muchos casos, también favorecen el uso de herramientas colaborativas. Sin embargo...
Al margen de los (potentes) sistemas que tienen implantados mis clientes, suelo elaborar mis propias bases de datos, una por proyecto, porque el hecho de diseñarlas me “obliga” a tener en cuenta los datos reales que puedo necesitar y dónde encontrarlos. Y utilizo la palabra dato en un sentido amplio que puede referirse tanto a una dirección, un excel, una referencia legislativa o una reflexión de interés, por poner algunos ejemplos. Lo importante es trabajar los criterios de búsqueda a los que habrá que recurrir para establecer las conexiones adecuadas durante el desarrollo de los proyectos.
Cuando estamos en la fase de diseño suelen decirme que pienso en modo «base de datos», pero es lo que luego facilita el poder anticiparse a necesidades futuras (¿qué puedo necesitar saber?) o, en cualquier momento, re-construir el relato (¿qué ocurrió? ¿cuándo? ¿por qué?) para reconducir, subsanar o aprovechar nuevas oportunidades que surgen durante su desarrollo. Yo trabajo desde hace años con FileMaker, que me permite elaborar y modificar lo que necesito. Es una de las primeras herramientas que enseño a utilizar a las personas que trabajan conmigo.
Pero este año es para mí el de experimentar con las wikis. Aunque ya hace un tiempo que las venía incorporado en algunos proyectos, me ha dado por utilizarlas con mis propias necesidades descubriendo, sin proponérmelo, interesantes ámbitos de aplicación. Impagable la expresión de mi abogado cuando se encontró todo documentado, incluso los vídeos de las declaraciones y los mapas mentales. Y a un simple click. Un nicho de mercado en el que no había pensado y que se abre sin buscarlo… A veces pasa.
Tras años de insistencia sobre la necesidad de metodología en el uso de la información y de talleres de desarrollo de habilidades informacionales, disfruto comprobando, una vez más, la potencia de transformación de lo que se aprende haciendo.
Lo que no he conseguido saber (ni me importa demasiado) es si esta mayor receptividad a la necesidad de organización se debe a una tendencia que va calando por la sobredosis de imputs que nos acosan o a las exigencias del estado de la situación.
Aunque también podría ser contagio de mi actual «obsesión» por sistematizar para poder seguir avanzando, tengo la sensación de que en torno a esta saturación de oferta de herramientas se está generando una especie de “sordera” que produce justamente el efecto contrario. Yo lo llamo “pasión por la hoja en blanco”, mi auténtico talismán cuando trabajo la información porque lo primero que necesito es poder responder a dos preguntas simples: qué y para qué.
Uno de los rasgos que más me “admira” [esa es la palabra exacta que quiero utilizar] es tu talento para capturar información [incluyendo la que se desprende de tu propio pensamiento en forma de reflexión] de lo más diverso y ponerla en valor, relacionándola cuando la quieres aplicar a algo en concreto. Es una suerte de enfoque estratégico en el que la información no se busca en función de una necesidad inmediata sino que forma parte de un modo de hacer en el que el futuro decidirá su utilidad en un momento dado. Esto, junto al cuidado [pulcritud, estética…] con que lo haces. Lo puedo comprobar continuamente en aquellas redes que comparto contigo. Es un rasgo que hace tiempo que me llama la atención. Yo no sé si piensas como una base de datos, de hecho no me gusta esa expresión por lo de mecánico que se desprende de ella; te veo más como una polinizadora que se impregna continuamente de contenidos que fertilizan aquellos escenarios en los que te posas, sean estos una relación, un blog o un proyecto.
Por mi parte me he dado cuenta de que muchas maneras que suelo utilizar para sistematizar la información no lo hacía tanto para mí mismo como para mis colaboradores. De hecho me llevan más trabajo del necesario y mis expectativas siempre son para que sirvan a alguien. De hecho, Isabel, estoy pensando en abandonar las wikis que me ha caracterizado estos años. Ya las he desplegado en aquellos entornos en los que trabajo, ya las conocen y no sé si siguen aportando el valor que justificaba las horas que necesitan para elaborarlas y mantenerlas.
Incluso creo que estoy más allá del 2.0, pero no por haberme vuelto más sofisticado, no. Sino porque me estoy de-subscribiendo de casi todo aquello a lo que alocadamente me suscribí hace 7 años y que lo único que me reporta es tensión. He llegado a la conclusión de que “el saber SI ocupa lugar”.
Muchas gracias Manel por lo que dices en la primera parte de tu comentario. Acepto doblemente orgullosa la palabra “admirar” por venir de una persona a la que admiro profesionalmente y que he adoptado como maestro en muchos temas que han completado mis lagunas y desconfianzas hacia lo que se suele predicar. Y me refiero, sobre todo, al ámbito de las personas y el liderazgo.
Sé que suena mal decir que pienso en modo base de datos, supongo que de alguna forma la expresión refleja rebeldía contra modas y tópicos. Hubo una época en que se hablaba de las bases de datos como si fueran la panacea del conocimiento, cuando no eran más que almacenes de datos y, en demasiadas ocasiones, la mayoría poco útiles. Eran rígidas y estaban mal planteadas porque saber programar no tiene nada que ver con saber preguntar. El programa que yo uso no gustaba mucho a los programadores de entonces (solo era para Mac allá por los 90) porque me permitía prescindir de su tiranía (“uf, es que modificar ese campo me da mucho trabajo, a ver si la semana que viene tengo un hueco”…) y de costes añadidos porque ya sabes que dedicar tiempo a pensar antes de hacer no es lo habitual, y los programadores eran entonces personas tan ocupadas y tannnn solicitadas…
Para mí una base de datos no es un objetivo sino una herramienta para sistematizar el contexto de información que necesito moverme en un proyecto. Algo así como organizar mi espacio de trabajo dejando colocadas las herramientas pero de forma que no me estorben. Pensar en modo base de datos al principio significa despejar el camino para la creatividad, la investigación, la gestión…
Tienes razón, una Wiki bien hecha da mucho trabajo. Yo llevo mucho menos tiempo que tú, de hecho has sido mi maestro, y es cierto, también tengo mis dudas de que se valoren lo suficiente. Pero son un magnífico aprendizaje propio y tal vez lo que te ocurre es que necesites pasar a otra fase porque ya las tienes “superadas”. Yo me he preparado alguna para uso interno respecto mi propia evolución profesional y en lugar de tener enlaces, documentos y reflexiones (propios y de otras personas) por ahí desperdigados en carpetas, les voy dando un sentido dentro de la Wiki. Me está resultando muy útil para entender-me, visualizar donde me estaba repitiendo, cuales son los caminos que afloran… Es como un espacio de silencio para reflexionar y organizar.
A veces parece que tenemos telepatía, yo también estoy en etapa de de-subscripciones. Pero no estoy de acuerdo contigo, creo que eso es lo sofisticado 😉 Me vienen a la mente dos citas, la del amigo Oscar con aquello de “tengo gustos sencillos, sólo me gusta lo mejor” y la tan conocida de Coco Chanel sobre la elegancia, “menos es mas”.
Gracias Manel! Un abrazo.
Quizá solo sea «inquietud» por aprender/aprehender el mundo que nos rodea, ¿no? Digo por encontrar un concepto cercano a lo que nos planteas 🙂
Pues tal vez sí, las explicaciones cuanto más simples mas potentes, ¿verdad? No podemos evitar que la espiral de velocidad así que seguro que tiene relación con lo que señalabas del libro de José Miguel Bolivar, tenemos “dejar cosas sin hacer” para hacer mejor lo que tenemos que hacer 🙂