Lo disruptivo de la innovación no suele ser percibido cuando sucede. Y rara vez en el corto plazo. Incluso cuando ya estamos explorando los caminos abiertos, cuesta entender el cambio de paradigma que algún día se producirá.
Tal vez lo único que podemos acelerar es el potencial de concentrarnos en “aprender haciendo”:
Y podemos hacerlo rápido o esperar décadas, como ocurrió con el “hierro”, que tardó en asentarse porque hubo que aprender que se podía (y debía) trabajar de forma diferente que la madera.
Dos noticias sobre perversas clasificaciones sectoriales
¿Qué le ha deparado el 2013 al sector de los centros comerciales?
El 2013 no ha sido un año especialmente bueno para los centros comerciales, si bien sus resultados han sido mejores que los del resto del comercio, las ventas han caído de forma moderada a lo largo del año pasado.
Y aunque el contexto no es el más favorable, durante 2013 se han producido varias aperturas estratégicas en las mejores zonas comerciales y se han reformado y ampliado otros centros comerciales.
¿Qué clase de sector es el de “los centros comerciales”? La cuestión es más evidente si cambiamos el enfoque de la pregunta: ¿Quiénes son los clientes del “sector de los centros comerciales”? Muy sencillo, los establecimientos que se instalan en él. Así la respuesta es obvia: el sector de los centros comerciales está compuesto por el de construcción/inmobiliaria y el financiero, o sea, el mismo perro con distintos collares.
Pero se atreven a decir que “sus resultados han sido mejor que los del resto del comercio”, eso que se da en llamar “comercio tradicional”. Es decir, el que viene siendo la cadena de distribución de los fabricantes (que no son multinacionales), el que ilumina nuestras calles con la luz de sus escaparates y el que genera puestos de trabajo.
Se dice que es un modelo obsoleto y coyuntural muy sensible a los ciclos económicos. Ya, pero entonces ¿qué clase de puestos de trabajo generan los centros comerciales?
Hace doce años, Ma Yihe comprendió que el sector de la construcción en China es completamente insostenible “porque desperdicia infinidad de recursos y destroza el Medio Ambiente”. Así que comenzó a buscar una alternativa desde una perspectiva, científica y empresarial. “El objetivo era dar con un sistema que responda a cuatro cuestiones clave: tecnología digital, materiales reciclados, menos obra de mano y menos tiempo de construcción”, enumera para este periódico Yihe, en su oficina del centro de Shanghái.
Yihe ya ha dado con la solución. Su empresa Winsun New Materials ha desarrollado una impresora 3D de 150 metros de largo, 10 de ancho, y 6,6 metros de alto. Con ella ha impreso diez casas en un solo día. La máquina emplea una tinta creada con escombros y desechos industriales que se controla con un programa informático y que resulta más ligera que el hormigón.
“Hemos demostrado que la construcción no solo es así mucho más ecológica, sino que resulta hasta un 50% más barata”, sentencia.
Aquí el maquillaje es más sutil: el medio ambiente, la emergente cultura maker y la digitalización se dan la mano para que el sector de la construcción dibuje nuevos caminos. La pelea no es por una alternativa sostenible sino la lucha de los nuevos y los viejos modelos de negocio.
(…) El gobierno chino ha mostrado algún interés, aunque estamos hablando con promotores y constructoras de Europa y Estados Unidos, donde la mano de obra es mucho más cara y el ahorro será más evidente”.
Y dos reflexiones sobre eslabones para el cambio
De los espacios a los sistemas de coworking
Las personas construyen las culturas y las culturas determinan, a su vez, cómo son las personas. (…) Enterrado en capas y capas de cultura tradicionalmente individualizadora, el impulso colaborativo puede permanecer paralizado (…) Los espacios de coworking han de crear sus propios gimnasios de la colaboración y ofrecerlos como el valor más importante a aquellos profesionales que trabajan en ellos.
Un sistema de coworking puede [debiera] ir más allá de la participación espontánea en proyectos conjuntos y ampliar la colaboración a todo el espectro del proyecto profesional
La cuestión no puede debe ser ¿cómo lo aprovecho para mi negocio de siempre? Se trata de poner encima de la mesa lo que cada quien descubre y pensar ¿qué nos permite cambiar todo esto que hemos descubierto?
Apelar al consumidor y al usuario final es necesario en las sociedades desarrolladas, por defecto consumistas, y se refiere a lo que llamamos el fin de ciclo en la gestión de residuos, lo cual es un tanto incongruente llamar así para este tipo de residuos ya que su reciclaje ha sido parte necesaria del ciclo natural.
Pero en las grandes concentraciones humanas la situación se complica: se producen muchos residuos, no existen suelos cultivables fácilmente accesibles, no hay una cabaña ganadera que alimentar. En resumidas cuentas, producimos un residuo del sector primario en un área en que la economía pertenece al sector terciario.
Teorías/luz para (poder) cambiar algo
Las personas tenemos el poder para cambiar cosas, pero no hay varitas mágicas. Hay que ponerse manos a la obra, aprender haciendo y desarrollar todo el proceso.
Pero las mejores intenciones del mundo no sirven si nos movemos entre rejas. Por muy dorados y valiosos que sean (para unos pocos) sus barrotes.
no he leído enteras las noticias que enlazas pero por lo que destacas no parece que las personas tengamos tanto poder como se dice, suena un poco pesimista. Es como lo del voto, al final aunque lleguen unos que quieren cambiar algo todos estamos dentro de esas rejas
Pesimista no, más bien realista. En el fondo me cabrea ver la capacidad que tiene el poder de pervertir los avances. Pero se trata de estar alerta para seguir buscando las rendijas, al final los barrotes lo son para las dos partes. Lo del voto depende, las últimas elecciones parece que asustaron a muchos…
Había leído ya el caso chino, que me interesa por motivos variados, y me produce infinitas dudas, que tal vez estén resueltas en esas 77 patentes (¡qué barbaridad!) que menciona la noticia original. En cierto modo, sé que en China pueden darse condiciones para que sea posible: les sigue llegando gran cantidad de residuos de occidente, ellos mismos tienen una fuerza humana separadora que puede permitir tener materiales bastante purificados para que puedan fundirse bien y sin sorpresas en las extrusoras de la gigaimpresora… El refuerzo que menciona con fibra de vidrio indica que los materiales sean probablemente plásticos, y por ello la posibilidad de que la construcción alcance altura pueden ser escasa. Aquí entran ya las dudas: ocupar mucho espacio y poca altura en países superpoblados es mucho menos sostenible. Y si hablamos de ciclo de vida, la reciclabilidad de plástico y fibra de vidrio es ahora mismo poco viable (existe, pero por métodos químicos). Ambas cosas podrían trabajarse e investigarse, no sé si lo harán. Porque claro… ¡HAY SETENTA Y SIETE PATENTES! No sé si pasamos de proteger la innovación a ahogarla en papel… así que la conclusión de ese apartado que das me parece correctísima, la pelea no es por las alternativas sostenibles, eso es en muchos casos simplemente el sello o la marca.
Muchas gracias por la mención!!
Lo de las 77 patentes es la leche, buena definición esa de “ahogar la innovación en papel”.
Muchísimas gracias por la explicación Goio, la verdad es que tenía la intención de buscar algo más de información pero ya no me hace falta 🙂 Cuando iba leyendo el contenido de la noticia ya me entraban muchas dudas pero cuando dice al final que está hablando con promotores y constructoras de Europa y Estados Unidos porque al ser la mano de obra mucho más cara les va a interesar más, ya lo dejaba claro.
Tu último post es buenísimo, de gracias nada, al contrario, no es la única anotación que he sacado. Tenía guardado los enlaces de las dos primeras noticias con otra intención pero entre tu último post y el de Manel, me saltó una conexión diferente.
Repito, mil gracias por la explicación 🙂
Algun=s, cuando aprendieron aquello de “nada es verdad, nada es mentira, todo depende del color del cristal con que se mira”, vieron en ello una oportunidad de negocio y se dedicaron a crear “ópticas” para camuflar algunas verdades y presentar no pocas mentiras [cuando vuelva a creer rogaré para que su karma dé buena cuenta de ello y, si es posible, que ya viva para poder verlo] .
Lo que más me gusta de este momento es que hay poderosos antídotos para estos cristales que nos han puesto y podemos ver nítidamente desde los mismos cristales hasta aquellos que nos los han puesto y pretenden seguir vendiéndolos. Blogs como el tuyo y post como este realizan una buena función en este aspecto.
Recientemente pienso que quizás no habrá transformación pero, de tanto tirar, seguro que alguna cosa cambia. Gracias por la cita. Un abrazo, Isabel
Me gustó una frase que leí estos días: “Las cifras no mienten, pero los mentirosos también usan cifras”. El poder sabe como camuflar las mentiras pero lo realmente terrible es que nos hagamos cómplices y en el caso de la constructora china, no entiendo que quien escribe la noticia trague con que es “cultura maker”. Así no se contribuye a educar el sentido crítico que necesitamos como ciudadanía.
Le comentaba a Goio que tenía esos dos enlaces guardados por separado y con otra intención pero precisamente encontré los antídotos en su post y en el tuyo porque ponéis el acento en la responsabilidad que las personas queremos y podemos asumir. En realidad los eslabones estaban en vuestras reflexiones. El análisis que haces del potencial del coworking es absolutamente acertado, creo que es el mejor planteamiento de todo lo que llevo visto y leído al respecto. Por cierto, sería un buen ejemplo de liderazgo distribuido, ¿verdad?
Estoy de acuerdo si seguimos tirando “segur que tomba, tomba, tomba, i ens podrem alliberar” 🙂 Gracias a ti Manel. Un abrazo.