A lo que no prestamos atención
Las utopías son como brújulas: olvidadas en el día a día de lo conocido reaparecen, en su forma más pura o rebautizadas de novedad, cuando las referencias se tambalean.
Lo recursivo de los temas implica que las grandes cuestiones se mantienen, y es lógico porque, tras la pretensión de mirada global y perspectiva holística, la naturaleza impone su verdad: nuestro tiempo personal, por mucho que aprovechemos su intensidad, es breve.
El sistema renquea pero se mantiene a base de muros y vacunas contra los peligros que re-conoce. A modo de colosal aspiradora, concentra el dinero poder en circuitos cada vez más privados e inaccesibles donde lo pequeño no es visible. Y sin embargo es tan importante…
Hay unas células muy pequeñas, los monocitos, que son las que sacan la grasa de las arterias y la convierten en colesterol bueno. El cuerpo tiene tres sistemas de limpieza y este es uno de ellos. El problema es cuando hay demasiado colesterol malo. En ese momento las células, como ya no pueden sacar tanto colesterol malo, entienden que su misión como mecanismo de defensa carece de sentido y deciden suicidarse. Y es durante ese proceso de autodestrucción cuando empiezan a mandar productos tóxicos que nos alertan, luego el coágulo forma el infarto. De modo que el infarto surge de unas células muy pequeñas que ya no sirven para nada y deciden suicidarse, pero en el proceso liberan unos productos que coagulan la sangre.
Es decir, que esas diminutas células a las que no prestamos atención, en realidad tienen un impacto impresionante. Y después de no haberles hecho caso, ahora constituyen un campo de investigación, yo diría, obsesivo. (Valentín Fuster conversando con José Luis Sampedro en «La ciencia y la vida»).
El suicidio de los monocitos me ha hecho pensar en la saturación de las arterias del sistema: las elites devorándose a sí mismas porque ya no hay espacio para tanta corrupción. El esqueleto alimentándose de sus propios esqueletos y amparando sus prácticas que expulsan a la mayoría.
Pero fuera del sistema, en un espacio cada vez más amplio, están sucediendo muchas cosas solo que la utopía de «la fuerza de lo pequeño» tiene sus propios tiempos.
Muy alegórico en el día de las protestas contra la LOMCE, je…
Pues no era mi intención, en realidad yo en mi nube particular, ya sabes…
La idea de verme como un monocito que junto a otros kamikaceo este sistema no me parece del todo descabellada visto hasta donde se ha llegado y considerando como considero dónde debemos aplicar los esfuerzos para lo que puede quedar de una existencia. Qué duda cabe de que es en la autoconsciencia de los monocitos puede donde reside la clave de que este mundo sea un lugar mejor en el que habitar.
la autoconsciencia de los monocitos… pues sí. Y la frustración por la pérdida de sentido de su misión reconvertida en pequeñas pero constantes y bien dirigidas emisiones tóxicas.
Me encantó recuperar este libro con su conversación entre dos sabios. Cada vez me gusta más escuchar 🙂
Tendremos que tener paciencia y buscar el tiempo adecuado…
Somos muchos ocupándonos de pequeños y preciosos proyectos, y entre todos suman. Es la forma de ir construyendo ese tiempo 🙂