Consultoría y realidades

Medir y aprender

… y aprender a medir

Necesitamos medir para entender pero seguir aprendiendo implica no encorsetarse en lo que los datos (no) dicen, un conflicto que se estanca si no cuestionamos el sistema desde el que plantear metodologías e indicadores.

Dice Guy Claxton que “a poco que se amplíe la noción de “inteligencia”, comienzan a aparecer grietas en su propia lógica y que lo que ahora necesitamos incluye saber lo que hacer cuando no sabemos qué hacer, es decir,  ser capaces de implicarnos en las más complejas incertidumbres sin desconcertarnos.

Seguiré leyendo Aprender, de momento me he tenido que conformar con la cortesía de Google, pero me ha recordado otro libro de Claxton leído hace años, Cerebro De Liebre, Mente De Tortuga, del que me había quedado con la idea básica de cómo nuestro occidentalizado concepto del tiempo nos atrapa en la inminencia de la acción, en la tramposa urgencia de  resultados.

El aprendizaje discurre en esa paradoja de reducir la incertidumbre y tolerarla puesto que las ideas necesitan tiempo para organizarse y establecer nuevos vínculos hacia las respuestas. O mejor dicho hacia los caminos a esas respuestas, porque el pensamiento racional que busca desesperadamente aplicar lo conocido tiene que ceder ahora su protagonismo.

Lo urgente lo será cada vez más si no dejamos de aplicar viejas reglas empeñándonos en verbalizar conceptos en vez de escuchar y dejar que la duda se manifieste en toda su plenitud porque…

Dudar es elevar a la categoría de dilema una determinada situación, algo más profundo e inteligente que al problema al que algunos lo intentan reducir todo (…) aunque sólo sea por considerar que algo puede haber cambiado lo suficiente como para que cualquier acierto haya podido dejar de serlo

La intuición que tanto invocamos funciona con imágenes y el render se toma su tiempo, justo el de la tranquilidad que no tenemos. Ni las ideas llegan en modo eureka ni hay que fiarse de la luz que brilla con doble intensidad porque no llega con hervir, después es preciso decantar, filtrar, secar, triturar, moler y analizar. Sin embargo, muchas, (¡demasiadas!) decisiones importantes no pasan el filtro de arcaicos contextos como el de la foto.

Si bien es cierto que es difícil considerar lo que no se puede medir, es imprescindible atender a la importancia de los eslabones que, si hablamos de poner a las personas en el centro, no son otra cosa que los vínculos que nos unen. Y eso es lo que tienen que ser y hacer las empresas ahora, ¿no?

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17 comentarios

  1. ni muchas ni demasiadas más bien casi todas las decisiones importantes son en mesas como la de la foto, o de apariencia más moderna pero nada más. No dudan porque solo escuchan las palmadas en la espalda que se dan, ahí si que hacía falta triturar y moler. También había leido el libro de la tortuga, igual repito a ver si se me activa algo porque esto está muy gris

    1. Conozco alguna de esas mesas y no son nada cómodas, ni para pensar ni para nada.

      Es cierto, está todo muy gris, pero lo malo es la uniformidad de la paleta. Quedémonos con lo de que el punto más oscuro de la noche es justo antes de amanecer. Aunque es cierto que vamos a llegar con demasiada acumulación de sueño y cansancio, pero no queda otra.

  2. Vivimos rodeados de mediocridad, esta, se acentúa además en tiempos en los que la situación gris del entorno requiere del inconformismo que potencie el talento y la creatividad de las personas, de la sociedad.

    Hay situaciones en las que da pereza (miedo) medir algunos parámetros que definan las realidades … nos acomodamos a las ineficaces inercias que sirven para autoengañarnos en estos tiempos de incertidumbre acelerada.

    Muxu!

    1. Y nada mejor, para ser conscientes de esa mediocridad que tu propuesta del último post, es decir, no puedo salirme de LA caja si antes no reviso MI caja. Si no empezamos por ahí todo se convierte en un eterno echar balones fuera.

      Es cierto, da pereza… sobre todo porque tendemos a sumar inercias en vez de revisarlas, y llega un momento en que no caben más. Entonces la Vida, con su eterna sabiduría práctica, nos trae una buena tormenta que nos obliga a desconectar del mundo para conectarnos con el yo propio. ¡Y hay que ver lo bien que se respira después de la tormenta!

      Gracias Pau 🙂 Muxus!!

  3. A mí lo que siempre me ha fastidiado mucho es ver que se miden cosas que no sirven para nada, que además se sabe que no sirven para nada porque el dato se da sólo para contentar al auditor o al jefe de turno, primándose sólo el hecho de medir, a veces de abrumar con datos, más que el interés de los mismos, o la consideración de si existe capacidad para gestionarlos. Vamos, que se tiene intención de confundir con los datos (por varios motivos, rara vez alguno bueno) en lugar de aclarar, de conocer, no digamos ya de aprender. Del río revuelto de los datos salen extraños pescadores ganando…

    1. Me has recordado a una persona que se pasó años (creo que unos 20) ejerciendo el cargo de tesorería en una organización empresarial y cuando llegaba la presentación anual de cuentas hacía una exposición tan larga y tediosa como inútil. Se paraba en algunos datos realmente estúpidos de tal forma que conseguía enseguida que todo el mundo desconectara. Su lema era que si no quieres que alguien ponga el dedo en la llaga, hay que ofrecer muchos datos. Y esto es más habitual de lo que parece.

      Tengo ganas de saber tu opinión sobre todos los estudios que has leído y revisado en los últimos meses, supongo que algunos manejan datos e indicadores. Sobre todo me interesa si aportan en relación a opciones de futuro o se limitan a fotografiar (radiografiar en el mejor de los casos) el presente-pasado.

      Lo de las auditorías… mejor no decimos nada, a la vista de lo que está ocurriendo con el sistema bancario, con el expresidentes de la CEOE…

      1. como ejemplo de esto que dices, te diré que el otro día vi un video de 2004 sobre una empresa de reciclaje, única en todo el país, que preveía un gran negocio ya en marcha con el tratamiento de los cedés reciclados. Un material que tiene bastante valor pero cuyo problema principal es el acopio y recogida, que apenas se realiza en País Vasco y Cataluña. Un video corporativo con una imagen corporativa de otra época, que auguraba un impresionante futuro al sector, que se había preparado bien industrialmente para ese futuro. En fin, no sé ahora cómo estarán, pero lo cierto es que estoy seguro de que ocho años después (¡sólo ocho años después!) suena difícil que alguien piense en que reciclar un producto, un único producto al menos, fuera a ser el futuro para una vida, ¿no?

        Pero eran los datos de 2004, claro, eso sin duda.

        1. Los primeros pasos de las nuevas actividades siempre son complicados. El problema es que esta labor exploradora y experimental no se valora ya que no solo investigan posibilidades con materiales o procesos sino modelo de negocio. Pero si esto se hace en centros tecnológicos y universidades, jamás se abordaría realmente su viabilidad económica con lo que en muchas ocasiones llegan tarde, mal y a rastro. En España en esto tenemos un GRAN suspenso.

          Es decir, otra paradoja cuyo conflicto de fondo atrapa e inhabilita mucha capacidad de emprender e innovar. Sin embargo, esos intentos que se quedan en el camino (y que se traducen a menudo en pérdidas y frustración personal) son el camino para las tendencias que luego abrazan las grandes. Esta es la perspectiva desde la que hay que mirar para detectar las rendijas que asoman, y aún no están cubiertas, cuando las tendencias se van implantando. Sorry, voy a poner algunos enlaces (uno creo que lo habías compartido tú) porque de este tipo de lecturas combinadas es de donde surgen las conexiones.

          Macro-colaboración de Coca-Cola y ECO Plastics para producir envases de plástico reciclado.

          El mobiliario urbano que produce energía renovable

          Las tecnologías limpias, un negocio

          A Suecia se le acabó la basura para reciclar y ahora la importa de Noruega

          Es el viejo y manido ejemplo de «vender hielo o vender frío». Hay que buscar el concepto, el código genético, para avanzar en los modelos de negocio que caben dentro de esas tendencias.

          Hay mucha información que necesita doble lectura, como esta de Loewe (fíjate al final en el taller de artesanos). Ya sabes que mi actividad consultora me apasiona 🙂

          1. qué bien guardas toda la info… Una estupenda noticia a priori lo de cocacola, porque en los grupos de gran consumo hay mucho por hacer en cuestión de reciclaje (y el ciclo de vida puede superar a la valorización de sus envases). Ahora, el modelo industrial es el pesado de siempre. Un gran plan de negocio, unos números enormes, un retorno de inversión en tanto tiempo… Espero que vaya acompañado de un estudio del arte sobre nuevos materiales en envases no vaya a ser que…

            1. Más que guardarla la cuestión es procesar e interpretar porque si no es imposible de canalizar. Ese es mi trabajo con mis clientes, vincular no de cara al mercado que hay sino anticiparnos al que se está formando. Aunque más que como mercado hay que definirlo como contextos, por eso suelo definirme como investigadora de nuevas realidades 😉

              Todo acaba siempre en algún modelo industrial más o menos pesado solo que como está despiezado por todo el mundo no lo vemos. La economía del conocimiento es un bluf, los iPhone y demás no llegan por la red sino por sólido y contaminante transporte que hay que fabricar (un ejemplo un poco patatero pero bueno).

              Pero, insisto, esos planes de negocio de enormes números tienen muchas grietas para iniciativas. Y no hay que olvidar que cada uno de estos grandes montajes, como el de cocala, va a demandar nuevos productos y servicios en el propio proceso de fabricación, etc.

  4. «Necesitamos medir para entender pero seguir aprendiendo implica no encorsetarse en lo que los datos (no) dicen, un conflicto que se estanca si no cuestionamos el sistema desde el que plantear metodologías e indicadores…» Me gusta y me sugieren muchas cosas este post enpalabrado.

    Me parece al menos una idea clave para cualquier maestro o educador. Creo que se olvida demasiado fácilmente que las evaluaciones y los datos no son más que una tecnología o una herramienta para analizar una parte de la realidad o del comportamiento y creo que cuando igualamos esta tecnología a esa realidad o a ese comportamiento, cuando dejamos de mirar afuera – a las personas y sus realidades – para atender sólo a los datos, con su dogma de fe de supuesta objetividad, se pierde la perspectiva y el sentido de las cosas (o de la educación al menos, que es de lo que me atrevo a hablar)

    No podemos, o al menos no se debiera, confundir a las calificaciones con los alumnos, ni a las estadísticas sobre bienestar con el bienestar. Se me antoja que mirar la realidad sólo a través de los datos y actuar en función de lo que ellos indican es cómo conducir un coche de fórmula uno o manejar un fusil mientras aniquilas enemigos a los mandos de un simulador. Por más real que parezca, por más accidentes que tengas o por más veces que te maten, las heridas no te duelen, ni sufres pensando en qué va a ser de los tuyos. Las emociones de riesgo, de temor, de sentirte un héroe o un canalla nunca serán las mismas que las que se deben tener cuando estás al volante de un F1 real o cuando estás cara a cara delante de la persona a la que vas a matar.

    Por supuesto que los datos son útiles e importantes, pero también pueden ser tiranos, cobardes y peligrosos cuando nos encerramos en esas mesas para analizarlos y de esta manera, bien aislados, tener la excusa perfecta para dejar de mirar a la realidad y tomar decisiones a veces miserables. Y aún así volver a casa tranquilo y orgulloso del trabajo hecho, como si ningún incendio de los que hay fuera tuvieran que ver contigo.

    Como siempre un placer leer tus post y los interesantes comentarios que despiertan.

    Salu2!!

    1. Espléndido comentario Manuel, de los que hacen pensar.
      “las evaluaciones y los datos no son más que una tecnología o una herramienta” Lo firmo!!! Parece que a todo el mundo se le olvida que son un medio, y que como mucho reflejan “lo que se ve”. Pero tras esa fotografía de la realidad (si es que está bien hecha) hay que pasar a la radiografía, es decir, ver un poco más allá para poder formular nuevas preguntas. Y esto pasa en todo, tanto en el ámbito empresarial y de mercados como en lo social y educativo, pero son estos últimos a los que hay que prestar especial atención porque son las personas las que harán posible todo lo demás.

      “no confundir a las calificaciones con los alumnos, ni a las estadísticas sobre bienestar con el bienestar” Es como cuando te están diciendo que los análisis dan bien y a ti te sigue doliendo algo. Estoy de acuerdo, los simuladores emocionales no sirven. Antes se mataba cara a cara o de cerca, ahora se aprietan botones y mueren miles. No es lo mismo, no.

      Tú último párrafo es un dardo directo a esa tiranía que en realidad no procede de los datos sino de nuestra prepotente desidia porque, como bien dices, los usamos como excusa para dejar de mirar a la realidad y encerrarnos en la autocomplacencia. La esencia de mi trabajo es la información así que el tema de datos e indicadores es una obsesión pero de las buenas, porque aunque a veces pueden resultar frustrantes son un buen estímulo para investigar esas nuevas realidades que van asomando el hocico en los “espacios intermedios”. Mucho he discutido con el profesorado cuando me tocó estudiar estadística porque además de tender a cuestionar las preguntas que se planteaban, lo que me gustaba en realidad era tomarlas como punto de partida, no recrearme en ellas.

      La buena noticia creo que es que hay muchas oportunidades de mejora. Y que sumando esfuerzos, aprendiendo a colaborar, podemos llegar más lejos. ¡Muchas gracias por tu comentario Manuel!

      Un abrazo! 🙂

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