Consultoría y realidades

Escuchar para enfocar…

Y cerrar los ojos para (no)ver

Dice Fer

“Lo difícil muchas veces es mantener la mente lo suficientemente abierta como para dejar que los datos nos susurren al oído y la cabeza fría para no dejarnos llevar por la emoción del momento”.

No es fácil dejar que la atención se pose sobre los susurros pero, una vez que los escuchas, lo realmente difícil es mantener la cabeza fría. Es como viajar al margen de aviones, AVEs y autopistas, hay todo un universo por observar e interconectar.

Cegados por la aparente cercanía de los brillos tecnológicos, la dificultad del proceso de in-formación apunta, cada vez más, a la rigidez (o la falta de disciplina, que también) con la que pretendemos someter la construcción del conocimiento. Nada nuevo pero sí cada vez más complejo: cuestionar los supuestos. Es decir, cambiar las preguntas o, incluso, dejar de hacerlas.

Porque, ¿qué entendemos, o debemos entender, por “conocimiento necesario”? ¿El que tenemos o el que deberíamos tener? ¿El que ya hemos detectado o el que todavía no hemos definido?  La mayor parte de las veces los datos confirman lo que no supimos (¿?) reflexionar a tiempo, que somos más de aquí y ahora, y que preferimos la aparente eficiencia de cualquier orden. Sin embargo, cuanto más se mezcle la información, más fácil será encontrar la relación que nos importa, incluso la que hasta entonces no sabíamos que nos llegaría a importar.

El proceso de in-formación puede llegar a ser caótico porque implica búsqueda. El orden viene después,  cuando las palabras grandes y los herméticos discursos de la perfección teórica dan paso a los hechos de los que debemos aprender y a la evaluación social. Pero para no perdernos en ese caos de relaciones entre personas, dominios y contextos, hay mucho que escuchar y que conversar.

El tránsito de la «emoción del susurro» al estado de «cabeza fría» puede llegar a ser tan desconcertante que siempre es bueno recurrir a la fórmula 3P mientras se va definiendo esa nueva realidad en la que proyectar la mirada. Porque no se trata de divagar sino de mantener en el horizonte el concepto de utilidad como inicio permanente para que llegue a ser un continuo cambio de fronteras.

Y mientras se deja espacio a la fiebre de las ideas es necesario seguir ejercitando la mente en la visualización de lo posible. No se trata de domesticar la pasión, sino de alimentarla con nuevos estímulos en los que, tal vez, podremos encontrar alguna conexión que nos faltaba.

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28 comentarios

  1. Me ha gustado eso de la fórmula 3P 🙂 en que la paciencia incluye la pasión, dos palabras que comparten raíz. Trabajar con datos es un buen marco para acercarnos a ese equilibrio entre intuición y cabeza fría que solemos comentar. Un equilibrio que me parece difícil de practicar pero si se consigue será, creo, en gran parte a base de la retroalimentación constructiva, la buena conversación, el diálogo.

    1. La fórmula 3P es mi conclusión personal de un curso/terapia para padres que hice hace muchiiiisimos años y resultaba bastante insólito en aquella época porque era en base a dinámicas de grupo en la que prácticamente sólo hablábamos los padres. La persona que guiaba las sesiones se limitaba a introducir o hilvanar los conceptos y “vigilaba” la evolución del debate. En realidad, se trataba de auto revisarnos para entender que los hijos son personas que responden a lo que reciben y aprenden rápido la forma de manipularnos desde nuestros propios encorsetamientos. Pero la libertad y el respeto tropieza con muchos tópicos incrustados y todos eran mucho mayores que yo así que les costaba. El guía siempre les decía: Practica + Paciencia = Progreso.

      Lo que aprendí allí me resultó de gran utilidad para relacionarme conmigo misma y con los demás y la fórmula me enamoró conceptualmente por su sencillez. Me sirvió para transmitir el concepto a otras personas y, sobre todo, para controlar mi pasión y mi impaciencia cuando la vida se ralentizaba. ¡La definición que enlazas es perfecta! 🙂

      Aún tengo el manual y las cintas de las sesiones. Sería un buen ejercicio reflexionarlo aquí con la perspectiva de los años…

  2. Divertida ruptura de la in-formación que nos recuerda que el proceso de dotar de forma es, con frecuencia, muy in-formal y que la materia prima es, en un grado aún por determinar, algo in-forme 🙂

    1. Justo Jose. Creo que mi manía de separar las palabras con guión empezó precisamente con la palabra in-formación hace como unos 15 años. (¡Uf!) Por lo que tú dices y por diferenciar que dato-información-conocimiento no significan lo mismo sino que son fases que necesitan un proceso de aprendizaje, sea formal o in-formal 🙂

      Pero que te voy a decir a ti de esto, ¿verdad? Cartografiar es, sin duda, un imprescindible paso más en el proceso para visualizar los “mapas de personas, de redes de personas que llevan consigo entorno y nuevos mercados”. Será un buen año 😉

  3. En serio ¿no se os acaban los guiones? ;P Escuchar susurros con la cabeza fría… me parece complicado. Aunque al final comentas que no se trata de domesticar la pasión sino de alimentarla con otros estímulos, creo que sigue resultando necesario disciplinar la pasión. Porque, si es tal (pasión) cualquier estímulo externo nuevo se entenderá solo a través del cristal de esa pasión. Si es tal pasión, rayará un poco en la obsesión… Bueno, eso creo yo. Un abrazo!

    1. Es cierto Daniel, esto de los guiones es un vicio 🙂

      ¿Has vista la definición que enlaza Bianka? Por si acaso la copio aquí:

      “La pasión tiene poco que ver con la euforia y todo que ver con la paciencia. No se trata de sentirse bien. Se trata de aguantar. Como paciencia, pasión viene de la misma raíz latina: pati. No significa rebosar exuberancia. Significa sufrir”.

      Tal vez para eso sirve la paciencia, se hermanan en la parte de “sufrimiento” y se vigilan mutuamente. Si dejáramos a la pasión por su cuenta (se) nos agotaría.

      Apasionada disciplina… 😉

  4. Me ha gustado mucho tu propuesta de la conversación y de la escucha como antídotos contra el caos de relaciones entre personas, dominios y contextos en ese horizonte de utilidad para rediseñar fronteras.
    De la fórmula 3P, no digo nada… ;-))

    1. Es que la atracción del caos también es muy poderosa y hay que buscar los antídotos necesarios, ¿verdad? Escuchar y conversar para construir nuevas realidades.

      La fórmula 3P es útil para sujetar a las neuronas que suelen querer ir por su cuenta 😉

      Gracias Jose!

  5. Lo he flipado mucho con el enlace de la empresa del último link, el que tb has puesto en tu último comentario de la entrada anterior en que veníamos conversando. La constancia para conseguir semejante modelo me parece homérica, la verdad. Y me produce una envidia considerable: la gente evaluada de veras por su capacidad, actitud y habilidad! EL triángulo de la eficacia profesional bien definido y resuelto. Francamente, uno diría que sería muy difícil convencer a un equipo directivo de las bondades de ese modelo (o de que ese sea el punto fundamental que llevó a la empresa al éxito). En fin, para mí, pegarse con lo que llamaría el RECORTE TOTAL en la actividad profesional está siendo una novedad de los últimos meses, y, ay qué triste es decirlo por aquello de parecer lo que nos decían los mayores rancios de hace unas décadas (‘tú lo que necesitas es pasar hambre’ o similar), pero, francamente, sale mucha más creatividad de la esperada. Otra cosa es su posibilidad de aplicación, pero ¿no es sorprendente que pase eso con algunos elementos mientras otros, de continuo molestos y fastidiados -comprensiblemente- por la situación les bombardean y distraen -menos comprensiblemente, claro-?

    1. Imaginaba que te iba a gustar Goio. Me resultó apasionante tanto el caso como el relato que hace Jesús. Realmente me gustaría saber como están afrontando la situación actual en comparación con otros sistemas que siguen dentro de lo tradicional, aunque se pretendan mostrar como modernizados.

      Me parece digno de atención todo pero, especialmente, la aplicación del concepto de polivalencia desde la verdadera visión y el proceso para conseguir que todos los puestos de trabajo tengan aportación continua de valor, y que ésta sea percibida por todo el sistema. Y todo ello tiene que ver con el manejo de la información de verdad, la que pone a las personas en el centro, y no de cuadros de mando al uso. Un «aprender haciendo» digno de tener en cuenta.

      Bienvenida esa creatividad que dices 🙂

  6. He aprovechado la lectura de este post para resolver en clave quizás muy personal alguna de las preguntas que lanzas. Para mi conocimiento necesario es aquel que me permite asomarme al abismo de lo que no conozco y estremecerme de asombro por algo nuevo que conocer, un misterio que desvelar. Creo que es lo que me hermana con cualquier hombre de cualquier época pasada y que quede por venir. Por lo tanto, creo que puedo llegar a pensar que el conocimiento necesario es aquel que tengo y que me mantiene en una situación [evolutiva] de constante necesidad. Quizás haya quien piense que esto sirve para cualquiera pero conozco a no pocas personas que se consideran, continuamente e independientemente de lo nuevo que conozcan, con el conocimiento suficiente. Hace ya muchos años escogí para mi exlibris [uno de los motivos por los que me da palo la digitalización de los libros] la frase de Arthur Machen: “ Omnia exeunt in mysterium” que, tal y como él mismo nos cuenta significa, si no ando muy desencaminado, que todas las ramas del saber humano, una vez rastreadas hasta sus fuentes y “principios finales”, se desvanecen en el misterio…

    1. Manel, coincidimos en lo que consideramos “conocimiento necesario”, de ahí su dificultad de definición ya que hay que ir construyéndolo en círculos a medida que nos adentramos en el abismo. Lo bueno es que el motor de esa búsqueda no sea sólo la necesidad sino, sobre todo, la capacidad de asombro que decían los amantes de la sabiduría.

      Me gusta como lo defines: “es aquel que tengo y que me mantiene en una situación [evolutiva] de constante necesidad “. En palabras de “andar por casa” yo suelo definirme como “golosa del aprendizaje” y trabajando como “infoapasionada”.

      Creo que tu exlibris lo he visto en algún post tuyo. Es un rasgo muy personal como todo lo que hacemos desde el imprescindible destilado interno, algo no muy habitual en esta época de adhesiones y ecos banales. Con lo estimulante que resulta rastrear y perderse en el misterio…Por eso, para no perderse, es bueno tener bien colocadas las referencias y los incentivos.

      Gracias por tu reflexión Manel! 🙂

  7. Estamos hiper informados, y de lo poco que se puede investigar de un tema te saltan múltiples relaciones, sin esperártelo estás metida en el centro de ya no sabes qué. La curiosidad es lo que tiene.

    La información se trabaja para luego poder trabajar con ella: «Preparar un discurso de diez minutos me cuesta un par de semanas. Un discurso de una hora, una semana. Un discurso de dos horas siempre puedo improvisarlo (Harold Wilson).”

    Centrar el objetivo y hacerlo bien es un desafío y para poder conseguirlo, hace falta conocimiento, tiempo y sueños. Que te toque partir de un contexto real determinado no significa que tengas que ceñirte a él, puedes construir uno nuevo.

    Por cierto, me guardo el enlace de Jesús Fdez ¡Me ha encantado!

    1. Ese “ya no sabes qué” es la señal de alarma perfecta para coger perspectiva y, como dices más abajo, “centrar el objetivo”. Y lo difícil es ser capaz de ver más allá de los objetivos conocidos para poder mover las fronteras, pero tú misma das la respuesta: sueños, conocimiento y tiempo. Aunque yo más que tiempo diría “trabajo + trabajo + trabajo…” Porque lo de las conversaciones ya lo tenemos claro, ¿verdad?

      Me encanta la cita. Y me hace pensar cuantos “previos” de conferencia aguantamos (y pagamos) porque alguien prepara sobre la marcha contenidos. Y encima esperan aplausos 😛

      Gracias Tamara! 🙂

  8. Pues sí que es útil la fórmula 3P, la estoy probando con mis hijos y consigue que se acabe la discusión. Cuando la practique un poco iré probando en el trabajo, aunque pedir paciencia en este momento a los funcionarios no encaja muy bien. La verdad es que hace años que nos tendríamos que haber espabilado pero ahora nos machacan seguido y sin previo aviso.

    Podías hacer ese post que dices, a ver si ayuda.

    1. 🙂
      Lo haré, lo haré. Pero te aseguro que lo de los hijos es una disculpa, no veas lo mal que lo hacemos entre adultos.

      Lo del machaque es cierto, pero estamos todos en las mismas. Ya sabes, sin prisa y sin pausa 😉

  9. Isabel, gracias por tu jugoso comentario sobre #misalumnos, que contestaré en breve allí. Y sobre lo que aquí dices, tan sólo apuntar que yo creo que el mejor herramienta de organización de la fuente infinita que supone Internet es, a mi parecer, Twitter: tan terriblemente sencillo, tan terriblemente eficaz y ordenador. Al menos esa es mi experiencia, y ya he utilizado unas cuantas herramientas más. Un abrazo fuerte, Andrés.

    1. Hola Andrés. El aprender haciendo y el uso de las tecnologías es algo a lo que pongo bastante atención. Precisamente en los comentarios a este post están algunas de las personas con las que converso habitualmente y en cuyos blogs tengo una fuente de reflexión y aprendizaje constante. Un reto para elevar el nivel de auto exigencia. 🙂

      Twitter es controvertido en cuanto a su uso. Pienso que no es lo mismo para quien vive en una ciudad grande que en un lugar apartado, o que se tenga una buena selección de fuentes y prescriptotes de interés que lo que hace alguna gente que es pretender formar opinión sin profundizar en los ciento cuarenta caracteres. Y no es lo mismo si tienes un blog, que es donde deben estar las reflexiones y conversaciones. Yo lo uso, pero un poco a mi aire, porque tiendo a establecer relación más en profundidad con menos personas. Para seguir a la gente que de verdad me interesa me resulta imprescindible el reader.

      En todo caso, las herramientas promueven pero el verdadero reto es poner en valor la información y el conocimiento. Este gráfico de Bianka lo expresa muy bien.

      Gracias Andrés. Un abrazo!

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