Escrito para Qvemos, la red social de tv, cine y webseries
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La más bella historia y la peor de las atrocidades han sido, o serán, superadas en cualquier otro tiempo y lugar. Por más que nos empeñemos, la Vida son momentos y secuencias cuya grandeza depende de nuestra forma de vivirlas… y de narrarlas. A pesar de estar aún por la mitad de la primera temporada, en The Killing es esa narrativa, y no el argumento, lo que me está sorprendiendo.
No es habitual escribir sobre algo que no has terminado de ver pero pienso que no hay lugar para la decepción en lo que me está entusiasmando en esta serie. Es como la propia historia, a pesar de los días grises y las circunstancias adversas, siempre hay posibilidades de mejorar, y saborear el argumento. Porque es la forma en que (nos) narramos, y no lo que realmente sucede, lo que da sentido a la Vida.
Últimamente he sido bastante crítica, con series de aceptación generalizada, respecto al déficit narrativo. Me ha ocurrido con Luther, por el mal desarrollo de las subtramas y el abuso de ralentización, y con el ensalzado “estilo visual” de Boardwalk Empire con ese aire de telenovela a pesar del millonario derroche de recursos. En The Killing no sólo existe el estilo visual sino que es un autentico placer para la vista y para el intelecto.
De entrada el ritmo, la estructura y la excelente utilización de la luz, con esos blancos, acerados o matizados, que permiten el punto de fuga liberando la propia lectura. Pero también la verticalidad de los planos, los picados con los que entra y sale de las secuencias, o el delicioso uso gradual de los contrastes con el que la profundidad y relevancia del plano se convierten en un auténtico recurso narrativo.
En The Killing el estilo visual es arte. Y lo es en la forma y en el fondo porque eleva lo humano al lugar que le corresponde, que no es otro que la grandeza de nuestro tránsito vital por las sensaciones, las dudas, los miedos…
Y además, por lo que llevo visto, con personajes bien dibujados y magníficamente interpretados, presiento que es uno de estos casos que merece un segundo visionado para disfrutar los detalles. Aunque puede que me equivoque porque como dice la protagonista a su nuevo compañero: “Las suposiciones son su peor enemigo inspector”.
El mejor ejemplo de todo esto que comentas en realidad aparecerá en el último episodio, en un momento en que Linden estruja el cerebro para entender una situación y la resolución de la misma viene acompañada de un muy preciso movimiento de cámara. Quiero decir, no es casual la forma, y supongo que hasta se puede decir que se intentaba que las luces deslumbraran a los propios personajes, o al menos que los confundieran.
Lo que me hace gracia es que existan unos referentes tan claros para la serie y que aun así se le perdonen vicios que no se le perdonaron, por ejemplo, a Twin Peaks. En el fondo hasta tengo alguna esperanza de que sirva para recuperar otras series, o al menos para hacerlo con otra visión.
Ya sabía yo que me ibas a echar en cara lo de Twin Peaks. Igual es que algo he evolucionado desde aquella, pero aún así, no sé yo. Sólo por tener argumentos voy a tener que anotarla en mi lista de visionados 🙂
Me faltan un par de capítulos, pero ya me anoto lo del «muy preciso movimiento de cámara». Estaré atenta.
Por cierto, en el blog de tu tokaio (cómo dice él) criticaron mi opinión sobre The Killing, aunque es anecdótico en una excelente tertulia que está mucho más a tú nivel que al mío. Te animo a que te pases por allí 😉
He seguido tu recomendación y la estoy viendo. Y prometo que la próxima vez que coincidamos te saludo, no te enfades que ya veo que no has cambiado tampoco en eso
Pues espero que te guste. Conste que no es que sea una obra de arte, pero es que después de ver otras muy alabadas me sorprendió. Ya me dirás tu opinión.
Y no me enfado, pero lo de saludarnos puede estar bien, ¿no?
Gracias por tu comentario. Un saludo