Consultoría y realidades

Hablemos de… ¿2015?

Este verano me pidieron en Empresa y Finanzas que cerrara la sección del macroeconomía para el Anuario 2011, con al menos 5000 caracteres, sobre modelos de negocio. Tal y como van los tiempos, reconozco que es osadía por mi parte….

En-redada en colaboraciones aquí a allá, y pensando en que escribir es parte de mi método de reflexión, no está de más dejarlas también aquí, sobre todo por esto de la memoria propia.

Así pués aquí el contenido, sin enlaces porque el papel no los admitía, y abajo el documento.

Hablemos de… ¿2015?

Hecho el recuento de todo lo malo que podía suceder, y ha sucedido, ¿qué tal si empezamos a mirar lo que se nos muestra por las rendijas de esta aplastante queja?

Si algo agota y desmoraliza es seguir examinando datos que oscurecen la poca luz disponible. Podemos continuar con este juego de sombras o ceñirnos a los avances y adoptar la “generación de valor como primera medida”. Que la cadena en este momento no tiene resistencia es un hecho, pero también que este tropel de limitaciones tienen que estar, por fuerza, interconectados. Busquemos pues el eslabón más débil, que no es otro que el punto de fuga que nos permitirá construir la realidad futura. Ahí deben focalizarse los esfuerzos.

Vemos como van apareciendo alternativas que la propia sociedad reinventa e impone. Incluso la banca encuentra caminos inesperados volviendo a ejercer el papel social que nunca debió olvidar. Sucede en Kenia, por ejemplo, donde los cajeros tienen piernas ya que cada persona es su propio banco a través de los móviles. Lo vemos en países que tras la quiebra ponen en marcha una nueva constitución con la participación ciudadana como premisa o como las ciudades se reinventan con modelos como el Crowdsourcing donde lo público y lo privado colaboran en línea con la ciudadanía.

De nada sirve seguir poniendo el dedo en la llaga… que no cesa. Las “soluciones” no van a venir de lo macro, ni de los caminos ya transitados que poco más pueden ofrecer. A revisión debe ir TODO. Desde la clasificación sectorial que ya no responde a la realidad y a las necesidades del mercado, hasta la obsesión por los modelos de negocio, los de antes y los de ahora. Tal vez debamos de empezar a hablar de “esquemas de negocio”.

Obsesionados con-partir seguimos sin ver la necesidad de “compartir”, de aprender de palabras sabias que nos explican que “el conocimiento es la parte MAS importante en la producción del conocimiento”. Si en el 68 se reclamó “la imaginación al poder” ahora es el turno de “la realidad al poder”

No podemos seguir comportándonos como palomas supersticiosas o como petirrojos individualistas sino como los socializados herrerillos que convierten el aprendizaje en innovación. Hemos cruzado muchas barreras de la engañosa escasez pero estamos equivocando la ecuación. En el siglo XX el paisaje mediático fue muy bueno para ayudar a la gente a consumir y ahí nos hemos atascado. El momento que atravesamos exige hacer mejor uso del potencial y la generosidad humana. Estamos hablando del “excedente cognitivo”.

Tenemos talento y tiempo, más de un billón de horas al año de tiempo libre para comprometerse en proyectos y compartirlos. No es nuevo, ese tiempo ya existía, pero ahora la tecnología permite explorar y explotar su potencial a niveles mucho mayores.

La tecnología, cada vez más barata, ya es un bien social que no se atiene a las reglas de la escasez con las que están programados nuestros cerebros de mamíferos. Atascados en la obligación de centrarnos en los costes económicos seguimos ignorando los potencialmente mayores costes de oportunidad: no se trata de hablar de modelos, sino de esquemas de negocio. Competimos en el mercado de la escasez y en el de la abundancia así que una estructura de gestión única no sirve para ambos. El reto es saber simultanear el control y el caos.

Podemos seguir culpando a la piratería, a pesar de que es la paradoja sobre la que se sostiene el beneficioso imperio de la(s) moda(s), o concentrarnos en “aprender haciendo”.  Y podemos hacerlo rápido o esperar décadas, como ocurrió con el “hierro”, que tardó en asentarse porque hubo que aprender que se podía (y debía) trabajar de forma diferente que la madera. Es un hecho probado que no siempre reconocemos la innovación y la abundancia cuando la tenemos delante.

Se oye mucho que la mayor parte de lo que hay por Internet no tiene valor, que hay mucha estupidez y poca calidad. El problema es que no nos pondremos de acuerdo en qué es estupidez porque no podemos ponernos de acuerdo en lo contrario: calidad. Los juicios de valor no son buenos, ni recomendables. No hay que olvidar que tuvimos novelas eróticas antes de tener revistas científicas.

Pero sí hay una importante diferencia para avanzar y es aprender a contemplar la interacción entre los mercados monetarios y los no monetarios. ¿Y cual es la nueva moneda de cambio? Pues algo que pesa más que cualquier norma legislada: la reputación y la atención. Ya no hay usuarios pasivos sino público, e Internet, con sus grandes cifras, lo cambia todo.

Por eso, como siempre, todo se vuelve hacia las personas. Lo importante, también en economía, es el diseño de la generosidad. Porque al final lo que cuenta son las motivaciones internas, el saber en qué medida hacemos las cosas porque nos gustan y no porque  nos lo exijan o nos paguen por ello. Un sistema exclusivamente contractual o basado en multas rompe la cultura existente porque lo que hacen es comunicar que la deuda se salda pagando y no queda vestigio de preocupación social. Y arreglar este entuerto, exige recuperar esa preocupación y que nos pongamos manos a la obra de inmediato.

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16 comentarios

  1. «No hay que olvidar que tuvimos novelas eróticas antes de tener revistas científicas.» Qué grandísima frase, individualmente y en su contexto. Me quedo también con las palomas y los petirrojos, animal este que me atrae más que las gaviotas, creo que por culpa de El Jardín Secreto. Me parece muy buen resumen, y muy de tu estilo… es casi como un menú degustación de tu blog. Y genial la cara de pillina de la foto… Sales muy guapa, pero lo mejor no es eso… es que pareces decir: «Te vas a enterar, pequeño…» Je je je. Un abrazo.
    PD: Me parece genial la idea de meter tus colaboraciones en el blog. Aportas contenido relacionado y entretenido, y además muestras otras facetas de tu multidisciplinariedad. Con tu permiso, te copiaré la idea en un futuro…

    1. De-formación profesional, ¿eh Daniel? A mi también me gustó el dato de las novelas eróticas cuando lo leí. Sobre las palomas, los herrerillos y los petirrojos, había escrito un post hace tiempo, cuando andaba yo abriendo la mente con las lecturas de Sagan y Feynman. Buscamos tanto la innovación que se nos olvida «observar-nos» (mis guiones, ya sabes).

      Lo de ir poniendo las colaboraciones aquí no deja de ser una forma de ir juntando todos los pedacitos de mi misma y de mis reflexiones. Al final el blog es una buena herramienta metodológica y un buen repositorio. Mira que lo había pensado más de una vez (hay mucha gente que lo hace) pero no me había puesto a ello. Ya ves, somos una fuente de inspiración enredada

      “Un menú degustación” Definitivamente voy a tener que abrir una categoría con tus definiciones y síntesis. Me sugiere un enfoque… igual acaba en un post. Y encima con piropo incluido… 🙂 😉 🙂

      Gracias Daniel! Un abrazo!

  2. Iba a decir que no, que ya Aristóteles publicaba ciencia antes de que ninguna cosa erótica sobreviviera, pero entonces me he acordado de Homero y sanseacabó.

    Me impresiona lo del billón de horas libres al año, la verdad. Claro, la cifra es enorme, pero luego, pensándolo mejor, me doy cuenta de que el concepto perverso ahí es el de ‘libres’.

    enhrabuenas por las publicaciones, oiga!

    1. Goio, menos mal que tú mismo te contestas porque me obligarías a profundizar en el dato. Lo cierto es que cuando lo leí estaba documentado pero sólo me quedé con la anécdota de la frase. #casimepillas

      Estoy de acuerdo en la perversidad del concepto de «horas libres» (yo también lo pensé). Creo que hay que entenderlo desde el concepto de utilidad, pero no ya para la sociedad sino individualmente. Una especie de reflexión personal sobre lo que obtenemos de lo que hacemos y cómo lo hacemos. Es decir, no es lo mismo ver una película que «matar el tiempo» delante de la TV o pasarte el día en facebook que enriquecerte leyendo reseñas de los libros que no podrás leer 😉 Pero no seas malo, que ya sabes que el enfoque era hacia el dinamismo social y económico que genera la interacción y la participación.

      Por cierto hace muchos años que no me acerco a Homero. No sé si echarle un vistazo…

      Gracias Goio. Un abrazo!

  3. Muy amplio lo que planteas. No quiero decir que no se comprenda, al contrario pero lo que no veo es por donde empezar pero supongo que es porque está enfocado a una publicación para empresas. De todas formas hablas de abundancia y de que sobran horas libres pero lo que yo veo es que el tiempo es cada vez más escaso. Y es verdad que no sabremos decir lo que es la calidad pero estupidez hay mucha.
    Pero me ha gustado.

    1. Toda la razón rfc, incluso demasiado amplio diría yo. De hecho fue lo primero que dije cuando me plantearon el tema porque no se puede hablar así, en general, y menos en estos tiempos, de modelos de negocio. Por eso procuré enfocarlo hacia la evolución del contexto general que visto así, produce esa sensación que tú dices de no saber por donde empezar porque están ocurriendo muchas cosas al mismo tiempo y muy rápido.

      Es cierto que al trabajar con diferentes sectores, procuro estar al día en tendencias de cambio y en los grades movimientos a nivel macro, pero no sólo por tener una percepción global sino porque son la base de muchos de los proyectos en los que trabajo.

      Lo de las horas libre lo comentaba también Goio, hay que interpretarlo. Lo que ocurre es que abrazamos los cambios en algunas cosas y en otras seguimos con mentalidad de hace dos siglos, como ocurre con el tema de los horarios. En el fondo, es lo mismo de siempre, todo tiene que empezar por las personas y remitir a ellas. No es que todos tengamos que hacer, es que debemos hacer.

      Muchas gracias. Un saludo!

  4. Al final hasta conceptos como el de grupo está en crisis y todo nos remite a las personas, a la conciencia que tengan de que se hallan en un nuevo momento y a la capacidad de reinventarse para ofrecer nuevas respuestas a problemas nuevos. Innovar ya no es una opción, la colectividad una ilusión y seguramente la autoconsciencia dependerá del sentirse más o menos un nodo en la red. Un camino por recorrer en todo caso estimulante…
    Gracias por la reflexión

    1. Cierto Manel, justo acaba de comentarle lo mismo a rfc: todo tiene que empezar por las personas y remitir a ellas. También estoy de acuerdo en que la colectividad es una ilusión, y creo que tal vez la estemos forzando apoyándonos en las posibilidades de una tecnología que avanza más rápido de lo que nuestra capacidad de reflexión, y de evolución, puede asimilar.

      Gracias por tu comentario. Un abrazo.

  5. Hay varias cosas que me han gustado especialmente.

    – Si algo agota y desmoraliza es seguir examinando datos que oscurecen la poca luz disponible.

    Es que parece que en lugar de ver lo bueno que hay, que por cierto es mucho, nos regocijásemos en lo malo, como si en el metro pinstásen las paredes de azul marino ….

    – No podemos seguir comportándonos como palomas supersticiosas o como petirrojos individualistas sino como los socializados herrerillos ….

    Esto es una actitud individual que podemos fomentar desde cada uno de los lugares que ocupamos, en el trabajo, en la familia …. en todas partes.

    Nadie sabe que pasará en el futuro, pero creo que en el siglo pasado se hizo un experimento, se preguntaba a los intelectualmente mejores, cual sería el futuro, no dieron ni una, los único capaces de acertar algo, fueron los poetas …. preguntémosles a ellos, o mejor, saquemos esa parte nuestra de «artistas» y empecemos a soñar …. ¿y tú que sueñas cuando vas al futuro? ….

    1. Juana, coincido con todo lo que resaltas porque somos las personas con nuestra actitud y voluntad de “hacer” las que podemos trabajar en la “posibilidad”. Lo de los datos negativos es una aberración, eso es todo lo contrario a construir. Y es un planteamiento que tiene que partir de preguntarnos ¿qué puedo aportar yo? Nos hemos hecho expertos en excusas y en echar balones fuera. “Total, con lo sucia que está la calle, ¿Qué importa un papel más?”

      Lo que dices del experimento no me extraña porque el futuro no se puede planificar desde lo que tenemos ahora, ¡hay que soñarlo! Porque todo empieza por un sueño…

      Muchísimas gracias Juana. Un abrazo! 🙂

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