«No lo sé. Veo muchos ladrillos pero aún no sé cómo es el edificio»
Con tanta recomendación me podía la curiosidad así que, sin terminar True Blood, Mad Men se coló en mis escasos ratos de evasión. Pero claro, una no puede dejar de ser quien es aunque, estando en la segunda temporada, ya estaba yo tardando en descontextualizar momentos.
Me advirtieron que no me dejara llevar por las primeras impresiones, que insistiera porque me iba a enganchar. Pues es cierto, aunque no creo que le tome el relevo a The Wire, ya se ha colocado en lugar preferente.
Entre alabanzas y advertencias, estoy segura de que voy a tener algunas conclusiones que me apetecerá compartir con otr@s serie-adi@s, pero estos son un par de momentos que se colaron en mi actual proceso de ir razonando la intuición en el marco de un proyecto altamente interesante.
Pero volviendo a este momento Mad Men, el equipo creativo se devana los sesos para enganchar a Americam Ailines como cliente tras un fatídico accidente con muchos muertos. Menos de dos minutos, entre las dos secuencias, que no tienen desperdicio… al margen de la propia trama de la serie, claro.
El visionario, el equipo que no es equipo (¿no saben o no les dejan?), el encasillamiento y la necesidad de avanzar, el pensamiento disruptivo, el miedo, la proyección, la osadía… Y encima el símil con un esquema que tanto nos retrasa y condiciona para innovar y avanzar con resolución.
Las frases, una por secuencia:
«No retomemos la historia. Sólo limitémonos a fingir que sabemos como será».
«No lo sé. Veo muchos ladrillos pero aún no sé cómo es el edificio»
Y el broche musical, claro (este sí lo dejan insertar).
Tal y como yo lo veo Mad Men es un compendio que nos lo muestra todo con esos colores fovistas con los que estaba pintada la vida en los 60. Tan diferente a estas diluidas y aburridas acuarelas en las que nos movemos actualmente. Allí todo es extremo, lo que beben, lo que llegan a fumar, la diferencia entre géneros, la competitividad descarnada, la ralla del pelo, ¡todo!.
Realmente la serie la tengo en un pedestal aunque no puedo llegar a decir que la disfrutase ya que también la sufrí esa presión sexual asfixiante, esa incertidumbre sobre la pareja Draper
En lo referente a lo profesional no tiene tampoco desperdicio. La estimulación competitiva, la perspectiva casi de simio de las relaciones de poder [digno de estudiarse desde la perspectiva de la etología], la relación con el cliente, la comunicación de la idea, el espíritu de superación de Peggy Olson en un mundo de hombres, la peculiaridad de los directivos, la decadencia pareja al poder, incluso llega un momento, muy adelante, donde se forma un equipo y donde se nos muestra un golpe de timón efectuado con auténtico liderazgo. Vaya, que si alguna vez se monta un máster de consultoría Mad Men debería ir como documentación obligada y entrar en el examen 😉
Jo, pues yo me dejé llevar por ese ritmo lento y no pasé del segundo capítulo, y cada vez me arrepiento más porque no se para de hablar de ella. Reconozco que el vestuario y la ambientación (esos colores que dice Manel) son impecables. Tal vez debería darle otra oportunidad, leyendo vuestras recomendaciones. Pero claro, con la cuarta temporada de True Blood a puntito de comenzar, con esos vampiros que han «salido del ataúd», la discusión sobre las leyes del matrimonio vampiro, los prejuicios de la iglesia (vaaaaale, y también la ingente exposición de cuerpazos perfectos y perfectamente iluminados),pues, cuesta elegir…
Un abrazo!
Manel, y fíjate que es frenesí transcurría en tiempo lento (de hecho los primeros capítulos a mí me lo parecían) y ahora que vivimos a toda prisa lo describes como diluidas y aburridas acuarelas en las que nos movemos actualmente.
Estoy de acuerdo contigo, ¡es asfixiante y magnífica!. Estoy por la segunda y ya pienso en lo que me va a costar cambiar a otra cuando la termine.
Y, digo yo, tal y como describes lo referente a lo profesional, ¿no crees que deberías dedicarle un post? Podrías adelantarnos algo de tus reflexiones para ese hipotético master Es más, creo que podría dar pie a una enriquecedora conversación. Pero, eso sí, espera un poco para que termine de verla #puradicción
Gracias Manel 🙂
Daniel a mi me pasó lo mismo en los primeros capítulos y yo pensaba que seguro que no era para tanto como decían. Pero tiene algo, una especie de veneno lento que te invade sin que te des cuenta.
Pero True Blood también me está gustando! La terminaré en cuanto acabe Mad Men. Conste que la segunda temporada fue un poco más floja que la primera, pero ya me dijeron que remonta. Lo de los cuerpazos perfectos y la estética es absolutamente cierto. Ellos y ellas. Es un auténtico placer para los sentidos.
Lo de las series es un vicio. Me costó empezar pero reconozco mi adicción.
Un abrazo 🙂