Consultoría y realidades

Cansancio eventual

Noviembre ataca

Ataca y vence, aunque no sé si convence. Con lo de cansancio eventual no me refiero a algo esporádico sino a un auténtico agotamiento producido por la abundancia de eventos (congresos, encuentros, charlas, presentaciones, conferencias y más) que han tenido a bien reunirse en lo que va de mes… y para lo que queda de año.

Pero la semana pasada fue irrepetible. Entre los presenciales, el streaming, los post escritos por participantes y asistentes, los twitts, y las conversaciones telefónicas, he acumulado tal grado de saturación que apenas consigo empezar a exprimir letras para ir poniendo orden.

Revisando palabras y conceptos, lo de evento ya no sirve porque lo raro es poder recuperar la rutina básica tan necesaria para la reflexión. Y es que con tanta transversalidad, y tanta necesidad de networking, la relatividad de la relevancia nos hace naufragar en un estrés permanente.

Con tanto foro de conocimiento, me pregunto cuanto espacio nos queda para absorber, reflexionar y lo que se supone que es el objetivo: aplicar. Hay quien tiene una resistencia especial y se lo toma con humor, incluso cuando, con tanta gente hablando y exponiendo, a veces pasa lo que pasa.

Los eventos relacionados con Internet han copado la actualidad. Supongo que con esta hiperactividad, hostelera y logística, se cubre el hueco dejado por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Puede que no sepamos como generar riqueza pero sí como mover el dinero, aunque sea de bolsillo a bolsillo, o de de tarjeta a tarjeta, más bien.

Lo malo es que la cosa sigue, porque lo tradicional (léase no-Interenet) y lo institucional también está que arde. Y eso por no hablar de lo electoral con sus campañas, precampañas y servidumbres. Lo de las fiestas navideñas casi parece un mal menor.

Y después de todo… ¿qué? La mayor parte de las veces las mediciones son tan superficiales como fugaces aunque hay quien sí hace y comparte su balance profesional. Y quien elige islas de reflexión y las disfruta.

Las agendas son imposibles. Ya no es que no tengamos un plan, es que ni siquiera hay calendario que sirva. Me voy a pedir de regalo de navidad uno como el de la foto, para rehacerlo a mi antojo.

Esta es semana de resacas eventuales, que no eventuales resacas, que también habrá, pero poco a poco, van apareciendo reflexiones y opiniones. Lo entiendo, a las mías también les cuesta.

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