Consultoría y realidades

Desear y hacer

Sin lámpara mágica

Señalaba e Patricia Araque, sus conclusiones tras una película «dulce» de tarde de sábado, que ella definía como tres potentes enseñanzas:

Cuando ponemos muchísimo esfuerzo en algo, terminamos consiguiendo justo el efecto contrario de lo que nos proponíamos. Todo debe fluir

Si eres exploradora y te adelantas en el camino, es normal que con frecuencia te sientas perdida. Efectos colaterales de la vanguardia existencial

Es importante saber manejar el «no» que te aleja de la mayoría, pero que te acerca a tu esencia. Duele al principio, pero es la única manera de hacer lo correcto

Viendo el argumento, no sé si la película le hace honor a la interpretación de Patricia. En todo caso, me parece un buen paréntesis de reflexión, como suele ocurrir cuando te reconoces en algo. Como soy más proclive a la (auto)crítica que a las (auto)justificaciones, a mí me sugiere tres alternativas:

  1. Pasión sí, pero con estrategia
  2. Explorar haciendo equipo y cuidando los eslabones
  3. Entender el marco de limitaciones que se esconden tras el «no» para desarrollar la capacidad de generar consensos

Cuando por todos lados se oye hablar de proyectos (en plural) pero no existe un PROYECTO (singular y mayúsculas), quiere decir que seguimos suspendiendo en las lecciones básicas. Comprobamos día a día las carencias de los sistemas burocratizados, pero aún así el modelo emprendedor no asienta. Tal vez porque tanto ruido no deja escuchar los  planteamientos y discursos adecuados.

El miedo, la costumbre, los privilegios… El caso es que se sigue poniendo más empeño en medir lo que hay que en construir nuevas realidades. Más esfuerzo en apuntalar los sistemas financieros que ya sabemos que no funcionan que en desarrollar los que sí pueden funcionar.

Extraña sociedad, que produce personas obsesionadas por tener vivienda propia, aunque la ventolera de la crisis se la lleve por delante. Que pide préstamos y se endeuda para el coche o las vacaciones, pero nunca lo haría para invertir en su propia capacidad o en sus sueños.

Curioso porque… si yo no confío en mi capacidad, ¿como puedo esperar que alguien lo haga?

Como esta es una de esas reflexiones sin rumbo, cierro con una cita de María Dueñas:

¿Tenía miedo? Si, todo el miedo del mundo aferrado a la boca del estómago. Pero a raya. Domesticado. A mis órdenes

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1 comentario

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