Consultoría y realidades

Atracados

Intención, voluntad y pensamiento

Aceptando el inestimable servicio que nos brinda la experiencia, desde la egocéntrica subjetividad que nos caracteriza como humanos lo habitual, y lo fácil, es argumentar culpas, consejos y recomendaciones. Pero si la mirada es lo suficientemente amplia, si no condicionamos el enfoque, hay caminos que ya existían hace millones de años, cuando aprendimos a cazar mamuts.

Ante cambios que obligaron a hombres nacidos bajo el sol de la sabana a criar a sus descendientes entre la nieve, la estrategia ganadora fue, en lugar de adaptarse a un hábitat determinado, moverse y adaptarse a una gran variedad de hábitats. A modo de «venga lo que venga, nos pillará preparados».

La palabra «atracar» define un sentimiento generalizado que inflama cual reguero de pólvora la voz de la ciudadanía. Sin embargo, si nos detenemos a pesar, todos sus significados nos son de aplicación

 1. Acercar. Arrimar unas embarcaciones a otras, o a tierra.

2. Asaltar con propósito de robo, generalmente en poblado.

3. Cerrar el hueco por el cual se ha introducido el explosivo, a fin de asegurar su efecto.

4. Hacer comer y beber con exceso, hartar.

Nos sentimos atracados porque nos roban lo que teníamos, porque percibimos la trampa de los huecos que creíamos poder sortear,  porque nos hemos atracado de excesos y bienestar y la digestión es lenta y pesada. Cuesta asimilar esa necesidad de adaptación a una gran variedad de hábitats así que lo que hacemos es buscar refugio esperando que pase el temporal. Pero, ¿que haremos cuando no queden puertos o referencias a las que acercarnos?

Tendemos más a justificar que a intentar averiguar, no queremos que nos consideren perdedores. Vivimos con tanto miedo de que nos vean débiles que quizá morimos sin que… apenas nos vean. Es como si en vez de querer que nos conozcan quisiéramos que se creyeran nuestra versión: pintorescos o excéntricos corderos con piel de lobo. Hay que volver a los mamuts:

… de la mano de esta aceptación de la inestabilidad y adaptación al cambio mismo, vino el desarrollo del razonamiento simbólico y, en general, de nuevos niveles de cognición. Sería esto que permitiría que los humanos adivinasen e influyesen en lo que pensaba y sentía el otro y, como resultado, colaborasen en la consecución de proyectos que uno solo no era capaz de realizar.

De momento, en lugar de pensar en fresas, preferimos sentirnos atracados en su más amplio significado. Nos lamemos las heridas de nuestra indolente exposición y miramos como se hunde en las profundidades el reflejo de lo que ya no es , en lugar de sacudirnos el polvo para recuperar lo que algún día tuvimos: intención, voluntad y pensamiento:

Porque en aquellos tiempos las puertas de los mundos se difuminaban entre las brumas y se abrían, la una a la otra, cuando un viajero poseía la intención y la voluntad. Pues este es el gran secreto a todas las personas cultas de nuestra época: basándonos en el pensamiento de las personas, creamos el mundo que nos rodea, diariamente renovado.

¿De que sirve la indignación sin hechos, las ideas sin ensayo y error?  Consciente de que soy (somos) apenas minúsculas partículas en el universo, una voz entre los miles de millones, intento no olvidar que “las afirmaciones extraordinarias, requieren evidencias y demostraciones extraordinarias”. Parece que aún estamos despejando el camino, pero todo llegará.

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11 comentarios

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  2. Pues, leyéndote a vos y a otras personas, y escuchando también. Uno acá, desde la distancia piensa que el atracón (en su amplio sentido) puede haber sido muy duro. Que el robo es brutal, pero que el bienestar por tanto tiempo disfrutado y ahora perdido, es muy dificil de digerir también, como decís.

    Tambien recuerdos del 2002 me trae tu post. La crisis en Argentina, Brasil devaluando el real, y el Uruguay en medio de otro temporal que se llevó a medio pueblo de nuevo hacia el lugar de dónde habían venido la mitad de sus abuelos. Ciclos, el capitalismo tiene ciclos decían tiempo después, y vaya si los tiene. El que pudo se quedó y capeó el cataclismo, otros se fueron por no poder quedarse, y otros más se fueron porque este país no les ofrecía lo que esperaban. Podrían haberse quedado, pero se fueron a probar a otro lugar. (Fueron los menos, pero los hubo)

    A casi nadie se le pasó por la cabeza volver a los mamuts. O quizá lo que es más duro, sí se nos pasó por la cabeza no supimos cómo hacerlo; qué hacer. Al final solo capemos la tormenta, que no fue poco, ojo, y acá estamos. Pero la parte de oportunidad que implica una crisis, no la supimos aprovechar. La negatividad y la espera fueron la elección en general.

    Luego de esta larguísima introspección. Creo que tengo algo para dejar, y que es lo siguiente: es necesario hacer. No importa específicamente que en particular, pero hay que hacer Por ahi anda por ejemplo John Robb con su locura anarco-independiente pero recorriendo alternativas por nombrar uno.
    Desde la distancia de los kilometros y los años, y el egocentrismo también: lo que les deseo es que el pesimismo, y porqué no, la verguenza a veces de pedir ayuda y reconocerse a uno mismo que ese bienestar perdido no va a volver, no pesen más que las ganas. De crear y de juntarse. Como con los mamuts, los grupos son la clave creo. Solo es casi imposible derribar a semejante animal.

    Perdón si abuse un tanto/bastante de la introspección, pero es que uno no puede evitar ver algo de reflejo allí.

    1. Tu introspección es bienvenida Michel! Sé bien que ese post de Bianka nos gustó especialmente a los dos, de hecho los mamuts pasaron al header de tu blog, ¿no?

      Cuando hace unos meses tomaba la referencia de lo que estaba ocurriendo en Grecia, por aquí aún no queríamos saber nada del asunto, de hecho eso me decían, que no se podía ser tan pesimista. Y a mí lo que me cabrea es precisamente eso, la no-reacción ante lo que está delante de nuestras narices. Creo que las reminiscencias del viejo imperio es un complejo no superado.

      Pero mi reflexión no se refiere a España, creo más en la internacionalización de lo local así que las fronteras establecidas me parecen un estorbo. La experiencia nos demuestra que es un problema global pero mientras no nos toque… Ahora se habla mucho de co-cualquiercosa pero creo que la esencia no ha filtrado, por eso el “pienso, colaboro, luego cazo mamuts” de Bianka me parece tan magnífico.

      Ahora es monotema, puro espíritu de la parálisis que se esconde en este clamar por lo que se ha ido cuando lo que hay que cuestionar son otras cosas, como ese dardo que lanzaba David de Ugarte estos días.

      La autojustificación, sea individual o en grupo, no sirve para nada. Toca ir a las causas así que cuanto menos tiempo perdamos, mejor. Pero reconozco que soy una guerrera soñadora.

      Te agradezco tu reflexión, Michel, el mundo se hace un poco más cercano 🙂

      1. Para opinar con máyor profundidad sobre el contexto en España propiamente, ahí estas vos experimentandolo «en vivo». Y ya contarás como sigue.

        El dardo que lanzaba David de Ugarte iba en dirección correcta, pero ya… tarde. Esto se veía venir desde todo el asunto con 15 – M. Sí, eran perroflautas, pero era sintomático de la erupción de hoy. En fin, si sigo por ahí es pa lío, pero como vos decís respecto de Grecia: tan sencillo como aquello de «cuando las barbas de tu vecino arden, pon las tuyas en remojo».

        Pero volviendo a lo medular, estoy de acuerdo con el dardo y con que toca a ir a las causas y en pensar cosas nuevas por supuesto.
        Nunca lo había definido como vos, pero me parece que yo también tengo algo de ‘guerrero soñador’ (que tiene algo de quijotesco también).
        La semilla de la duda está plantada, como decía Bianka: ¿Quién sabe lo que hemos de conseguir? – Ese post te va a gustar también.

        Me gusta soñar con redes y con que algún día, de alguna manera, terminemos colaborando y cazando juntos unos cuantos de nosotros. 🙂

        Abrazo!

        1. Ahora que lo dices, no tengo claro si no me definirá mejor “soñadora guerrera”… En realidad creo que sí 🙂

          Gracias por enlazarme ese post, me ha gustado mucho. De hecho me extrañó no haberlo leído en su momento porque era una época en la que seguía muy de cerca todo lo relacionado con Las Indias Electrónicas (en ese agosto conocí también a Jose en la fiesta de la cerveza)

          Lo del nomadismo psíquico, sobre todo tal y como lo interpreta Bianka, me lo apunto: “apertura ante la diversidad que instintivamente rechaza los dogmas y los ideales totalitarios”. Y lo de las ZTAs como oportunidades de aprendizaje disfrutando el proceso».

          Me gustó mucho taqmbién el comentario de Fer: “Siempre hay espacios, por pequeños que sean, en los que podemos ejercer nuestra libertad. Lo bueno es que la libertad se retroalimenta, cuando la ejerces un poco siempre quieres más. Y según la vas ejerciendo vas siendo consciente de que se puede, de que se pueden encontrar (y crear) espacios de libertad”.

          Y lo que es total es esto: Mermelada ayer o mermelada mañana pero nunca mermelada hoy.

          Gracias Michel! Un abrazo! 🙂

  3. Creo que la última acepción puede pasar desapercibida por la conexión directa que se establece en las previas, pero en el fondo diría que fue el objetivo final de quienes abarrotaron a parte de la sociedad con vicios y entretenimientos perecederos, una dinámica en la que era necesario que no se diera un tiempo de respiro antes de sacar la novedad de la ultima novedad, de superar en capacidades ese grandísimo avance tecnologico anterior al que, en realidad, nunca se le había llegado a sacar partido. Y en el fondo la duda que queda ahora es si parte del descontento viene por los problemas directos derivados de los recortes o por el mono generado en cuestiones que en el fondo no son tan importantes.

    1. “una dinámica en la que era necesario que no se diera un tiempo de respiro antes de sacar la novedad de la ultima novedad” Justo!

      Yo también veo la conexión de la última acepción, aunque supongo que no la expuse demasiado bien. Pero aunque estoy de acuerdo en la presión a modo de embudo ejercida sobre la sociedad, poca disculpa tiene la gula individual y presuntuosa que tanto parecía gustar a modo de bandera. Sabes que no me gustan nada las explicaciones colectivas, prefiero la responsabilidad individual sumando porque lo contrario implica aceptar la imposibilidad de afrontar muchos problemas.

      Buenísimo lo que pones al final: “si parte del descontento viene por los problemas directos derivados de los recortes o por el mono generado en cuestiones que en el fondo no son tan importantes”

      A que vamos a tener mucho de eso, el mono de lo superficial y muuucho de ego 😛

  4. Algunas ideas inconexas a raíz de la lectura de este post:

    1.- Hay un tema en nuestro tiempo que creo que tiene mucho que ver con todas las sensaciones que se generan, me refiero a que: “solemos proclamar con gran estruendo que ya hemos llegado al punto hacia el cual empezamos a encaminarnos.” Si te fijas, pasa con todo, incluso con la moda del CO de la que tan ampliamente se está abusando para todo tipo de finalidades, de las más claras a las más oscuras. Sin poder evitar referirme siempre al mismo concepto, no deja se tratarse de la PRISA por llegar la que nos suele inocular una gran desazón por encontrarnos dónde estamos y no haber llegado todavía.

    2.- Cazadores de mamuts…Se trataba de partidas relativamente pequeñas, supuestamente pertenecientes a un mismo clan ya que la necesidad de colaborar para cazar se anteponía la necesidad de proteger y garantizar la caza en un territorio determinado. De alguna manera, esta fórmula de juntarse unos cuantos para cobrarse una pieza de grandes dimensiones difícil de conseguir por parte de uno sólo lo hemos seguido manteniendo, el movimiento cooperativo fue una muestra de ello. Me llama especialmente la atención la ubicación de aquellas variables que agreden y vuelven porosas las paredes de estos tipos de espacios colaborativos y se me ocurre que la evolución hacia el confort de una sociedad de ganaderos-recolectores tuvo que ver mucho con ello. De alguna manera, tarde o temprano, los cazadores de mamuts aspiran a convertirse en ganaderos. Y es que el conocimiento de algo que se considera mejor y posible lleva a desearlo.

    3.- Hablando de evolución, me llama más la atención el papel que tuvo para los humanos el intercambio de utensilios entre grupos [según parece se remonta a 100 mil años, estuvieron 200 mil sin hacerlo] lo cual aumentó las oportunidades de manera exponencial para todos los implicados. Esta idea, la primigenia, es la que de alguna manera ha vuelto hace unos años y plantea actualmente nuevas oportunidades a pesar de la ambición comercial que busca obturarla.

    Un abrazo,

    1. Estoy absolutamente de acuerdo en lo que dices sobre la moda del CO, no se llega al fondo porque de la verdadera colaboración surgen nuevos caminos y parece que nos limitamos a compartir el pastel (cada vez más pequeño) que ya existe. Prisa e impaciencia, como sueles decir: “demasiada prisa para enseñar como para entretenerse en aprender”.

      Lo que me gusta del post de Bianka es como desarrolla la analogía en metáfora sobre algo que hemos comentado en más de una ocasión y de lo que tú hablabas también recientemente, el cambio es constante, nuestra percepción va por detrás. Tomando sus propias palabras: De nuevo se perciben cambios en el entorno que requieren adaptarse a algo que no se puede predecir. La estrategia con más sentido es adaptarse al cambio mismo. Y esta adaptación pasa, de nuevo, por el aumento de la capacidad de comunicación, colaboración y generación de conocimiento. Estamos, de nuevo, en tiempos de migración y movimiento intensivos.

      El intercambio de utensilios… los nuevos usos… diferentes aplicaciones… Seguro que la utilidad de una herramienta, del tipo que sea, se amplia con la visión de un nuevo usuario. Eso tan manido, y tan cierto, de que cuatro ojos ven más que dos. Yo lo compruebo constantemente en mis conversaciones blogueras. A lo que aporta quien escribe el post se añade lo que yo leo (mi perspectiva desde mi propio contexto) y encuentro aplicaciones de utilidad. Pero además están el resto de los comentarios y sus respuestas lo que suele traducirse en matices y claves que en un principio ni siquiera me planteaba.

      Pongo un ejemplo, cuanto más voy conociendo de tu especialidad profesional, más claro tengo que yo no podría desarrollarla, sin embargo, gracias a ese conocimiento que enriquece mi campo de entendimiento, he sido capaz de desarrollar claves y herramientas de gran importancia para mi trabajo. Aunque yo los llame herramientas y conjuros 🙂

      Por lo que conoces, Manel, sé que captas que el fondo de mi reflexión no es la queja ni el pesimismo. Más bien el cansancio de este eco que no cesa de lo que teníamos que haber escuchado antes pero al que ahora ya no hay que hacer caso. Necesitamos todo el esfuerzo y la mente abierta para avanzar.

      Gracias por ayudarme a pensar. Un abrazo!

  5. Yo no sé si es por no mirar necesariamente atrás, pero no tengo una sensación personal de ser atracado. Yo tengo la convicción de no haberlo hecho mal. De que no he vivido por-encima-de-mis-posibilidades. Si ahora resulta que otros tomaron malas decisiones, y ahora esas malas decisiones me llegan a mí porque yo también debo pagar esos errores, sus excesos de financiación, y que debo hacerlo con problemas financieros (de repente el dinero en el banco deja de valer), laborales (de repente el trabajo escasea), sociales (de repente la sanidad se paga dos veces), tengo dos opciones: una sería malvivir con un sentimiento de digamos odio a los responsables, tanto los pequeños anónimos que contribuyeron inconscientemente como a los que siendo conocedores de los desequilibrios nunca hicieron nada -total, el chiringuito funcionaba…-, y, por tanto, vivir el atraco en las carnes propias. La otra es la contraria, la que más o menos subrayas, pero a la que quiero despejar de la que puede parecer tontería condescendiente -si se hace en exclusiva, si se convierte en un carrusel loco como una huída hacia adelante- del ‘mirar hacia adelante’, pero a la que quisiera añadir la lucidez del conocimiento. No el odio, sino la inculpación. No me cabe duda de que la de los responsables, los de las grandes indemnizaciones bancarias, los de esos ayuntamientos y ministerios que aprobaban proyectos inviables porque sobraba dinero y eso hacía avanzar la rueda. Pero también debemos mirar hacia aquellos pequeños que pedían créditos para pagarse un televisorazo nuevo cada dos años, para marcharse a bali de vacaciones porque ‘se lo merecían’, etc… Son los comportamientos individuales que sé que tanto te fastidian, con los que es difícil meterse al entrar en el ámbito de las decisiones personales e individuales. Ahora, ¿éramos conscientes? ¿Podíamos afearle al vecino el comprarse un bmw cuando tenía un salario de empleado en una gran superficie? ¿Al negociante que compraba pisos y pisos como inversión? Nos parecía que de lo suyo gastaban, pero luego resulta que era de un futuro que, ese sí, ahora hay que socializar… EN fin, aún así, no sé si por educación católica, no sé si por padres de la guerra civil que siempre enseñaban que lo que hay puede dejar de estar ahí por decisiones que no controlamos, todavía no me llega la sensación de atraco, aunque pudiera tener mis buenas razones personales para ello. No sé, igual es un mecanismo de superviviencia, igual es que sentir así es una losa que imide avanzar, o incluso puede ser que aunque el momento es caótico, es por otro lado infinitamente interesante (un ejemplo, yo me pongo a pensar en el pollo político de la próximas elecciones vascas, y me relamo de interés). Igual es más simple y sólo tienen que estrechar aún más las tuercas…

    huy, me ha quedado un poco exabrupto, perdón. Bueno, lo mando de todos modos, que la visceralidad de vez en cuando viene bien para el cutis!

    1. Goio, antes de nada subrayo esto: “aunque el momento es caótico, es por otro lado infinitamente interesante” Yo lo digo constantemente, pero me miran muy mal 😛

      También me siento identificada con lo de no querer parar en ciertas argumentaciones, puede que efectivamente sea un mecanismo de supervivencia, aunque creo que es más bien un sentido pragmático de la existencia. Intento explicarme porque reconozco que cuando estoy muy cansada (¡vacaciones, porfa!) a veces me lío sola.

      Creo que sin sueños es imposible vivir, pero los sueños son para perseguirlos, no para llorarlos. Lo que me cansa de la situación actual es que mucha gente (que no personas, es distinto) se pierde en una nostalgia rancia de lo que ni siquiera valoraba y, mucho menos, tomaba como base para seguir construyendo. En esta última charla que di a estudiantes de FP les decía que tienen suerte, que como todo se rompe ya nadie puede imponerles los viejos modelos, que no tienen que cargar con los ideales de otros y que está todo por hacer. Había mucho silencio escéptico, claro, pero también muchas miradas silenciosas y chispeantes.

      El conocimiento que dices, el que debemos sacar (mucho más importante que cualquier sentimiento de culpa o rabia) es precisamente el ser conscientes de la inconsciencia con la que, por acción o por omisión, nos dejamos llevar. Fíjate en el artículo de 2005 que puse en respuesta a tu comentario en el post anterior, que clarito lo veía quien lo quería ver:

      – “España esta atrapada en este bocadillo -el empleo no es barato pero tampoco innovador”
      – «Ustedes tendrán que cambiar de dirección. No podrán explotar nunca más la mano de obra barata, porque ya no lo es. Si no desarrollan nuevos productos, y los incorporan después a sus procesos industriales, van a tener problemas. Van a sufrir».

      Y hablaba (en 2005) de la necesidad de poner urgentemente en marcha una políticas públicas que facilitasen la creación de proyectos y de empresas, el fomento de una mayor inversión privada (y no precisamente en el ladrillo, como hicieron grandes y pequeños), la difusión constante de las ventajas de la tecnología entre la población, la continua colaboración entre la universidad y la empresa, y una educación superior de calidad. Y de priorizar algo, sin duda era la educación.

      Y encima los bancos…, que no son causa sino consecuencia. Creo que no tardaremos en recuperar el concepto de deuda odiosa.

      En cualquier caso, lo primero que se me vino a la cabeza cuando leí tu comentario fue aquello de la reacción química. Pero qué te voy a decir yo a ti sobre esto, ¿verdad?

      ¡Gracias por compartir este rapto de visceralidad!. ¿A que va a ser eso lo que me está haciendo falta? Y tomo nota de lo del cutis. 😀

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