Conversacional

Conversar en tiempo real

Nuestro frágil sentido del ser

Hay personas a las que merece la pena pegarse porque su mirada atenta e inteligente suele poner el dedo en la llaga. Que no sólo descubren y aportan sino que desarrollan oportunidades donde otros se quedan en el mero apunte.

Entre la herramientas y conjuros con los que me dispuse a dar la bienvenida a 2012, hay dos que brillan con luz propia: la organización como ventaja competitiva y la orientación a la utilidad: poner orden te obliga a clarificar el objetivo y, considerar cada fase como un nuevo inicio, permite trazar hoja de ruta hacia la posibilidad, requisito imprescindible para generar ilusión.

Sin embargo, el punto de saturación que me hacía renegar del mundo en los últimos tiempos parecía indicar que lo obvio se me escurría por las rendijas. Porque evadirse no es fácil pero, escapar, solo hace más difícil el regreso. Hay que bucear en las circunstancias para encontrar sus causas, en la necesidad de silencio para entender por qué se ha convertido en obsesión.

La clave, una vez más, la encuentro en Bianka que recoge y reflexiona desde las palabras de Sherry Turkle sobre esta tendencia a la interactuación en «sorbitos» que nos invade. Un TED imprescindible del que necesito extraer la esencia para incorporarla a mis herramientas.

Que la tecnología no sólo cambia lo que hacemos sino lo que somos, es algo de lo que se viene hablando, pero hay enfoques y posibles consecuencias que parecemos no querer ver. El ritmo que nos invade es preocupante porque no se traduce en avances sino en un bosque de soledades e incomprensión que tratamos de limpiar con tecnología. Pero no sólo en la forma de relacionarnos con los demás, sino con nosotros mismos y nuestra capacidad de autoreflexión.

Lo malo de una conversación es que sucede en tiempo real y no puedes controlar lo que vas a decir. Lo que publicamos nos permite presentarnos como queremos. Enviar mensajes, correos, publicar… podemos editar, o sea, que podemos borrar, retocar la cara, la voz, la piel, el cuerpo…

Pretendemos tener control sobre las relaciones con los demás y nuestros focos de atención entrando y saliendo  a nuestro antojo, pero este conectarse a sorbos es más un síntoma que un remedio. El making off de nuestra vida ha pasado a segundo plano, ya no hay tiempo conocer-nos y aprender unos de otros. Y, como dice Sherry Turkle, se nos olvida que

Utilizamos la conversación para aprender a tener conversaciones con nosotros mismos. Así, al huir de la conversación en realidad puede afectar a nuestra capacidad de autoreflexión

Usamos a los demás como repuestos para apoyar nuestro frágil sentido del ser. Si no podemos estar solos, estaremos más solos. Y si no enseñamos a nuestros hijos a estar solos, sólo van a saber cómo estar aislados

Pero en lugar de cultivar esa capacidad, nos dejamos cautivar por las tres fantasías que señala en su charla: que podemos poner la atención donde queramos, que siempre seremos escuchados y que nunca estaremos solos. Nos gusta saltarnos las partes aburridas o titubeantes pero el coste de las fantasías de sustitución puede ser muy elevado.

De estas cosas, y alguna más, charlaba recientemente con un amigo mientras compartíamos el descubrimiento de un exquisito pastel casero de orujo. Tengo que recomendarle que escuche a Sherry.

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29 comentarios

  1. Lo de pastel de orujo fue en Santiago, me juego lo que quieras. El vídeo me ha gustado pero no mereces que comente más por estar comiendo por aquí y no avisar

  2. ¡Que gran conferencia, he pasado un rato estupendo escuchándola!

    Muchas gracias, Isabel. La tecnología y las relaciones virtuales tienes sus carencias y sus riesgos, pero también sus grandes aportaciones.
    Este post y este «talk» son de los que inducen a la reflexión y que ayudan a ordenar las cosas, a distinguir el grano de la paja… de los que merecerían una larga conversación.

    1. Es cierto Judith, lo importante es distinguir el grano de la paja. No me imagino ahora sin las palabras y las reflexiones de las personas que silenciosamente aparecéis en mi reader y que ya sois parte de mi esencia. 2011 fue para mí muy enriquecedor en ese sentido y por eso espero tener algún día esas conversaciones en tiempo real en las que las palabras se atropellan o se atascan. En algún caso ya he tenido ocasión de tomar un café y todas han superado la impresión inicial.
      Todo eso sería imposible de no haber existido la tecnología, pero por eso también creo que hay personas que merecen mucho más que ese ritmo vertiginoso.

      Pero reconozco que soy un tanto romántica en algunas ideas, me gustan los procesos artesanales. Igual es cosa de la edad…

      Un abrazo!

  3. Y ya sé dónde, en el restaurante marisquería Sexto, lo que no sé si en la de San Marcos o la que está en el casco de Santiago cerca de la catedral. Pero vamos, que si no hace mucho y fue por la semana me dicen hasta el día. El pastel de orujo no lo hay en muchos sitios y ese está buenísimo. ¡Fichada!

    1. Has acertado, ¡que control! Pero no te voy a aclarar en cual de los dos, seguro que hasta te hace gracia ver si lo averiguas. Si tienes que cambiar de trabajo creo que como investigador no lo harías mal.
      Y sí, esta buenísimo el pastel de orujo 🙂

  4. Me alegro de que gustara la charla, a mi también me resultó reveladora 🙂 Es interesante cuando dice que podríamos pensar que la suma de muchos sorbitos da, a las finales, una conversación pero que no es así. La conversacion parece que tiene otra dinámica. Una cosa es el calentamiento y otra el ejercicio profundo. ¡Un abrazo!

    1. «Una cosa es el calentamiento y otra el ejercicio profundo» 🙂

      Creo que mi cuerpo y mi mente piden ejercicio profundo. En solitario ya cojo la bici y sigo peldaño a peldaño con lo que tengo entre manos, pero necesito titubear en vivo y en directo con algunas personas. Como le decía a Judith, 2011 (y lo que va de 2012) ha sido un regalo en conversaciones que saben a poco, de esas que piden más.

      Ya te dije que este post, como el de la organización que enlazo al principio y el de Manel de la utilidad, son de los que pasan a formar parte de mi aritmética mental. No te extrañe que me ponga pesada 🙂

  5. La tecnología permite «estar juntos en solitario» y «sacrifica la conversación por la conexión».

    La línea argumental de Sherry es potente y comparto muchas de las cosas que expone.

    Ahora bien, esa misma tecnología permite conectarse con personas con las que se puede conversar y aprender. Nos regala algunas oportunidades de conocer y conocer-nos, casi milagrosas, por las que bien merece exponerse a algunos riesgos…

    Lo primero que enseña la lectura de un libro es a estar solos. Me encanta esa frase y también los momentos de soledad.

    Tengo la inmensa suerte de haber aprendido a ser autónomo en la alta montaña. Lugares hostiles y aislados para la mayoría, donde abstraerse de lo que te rodea en la cotidianidad es muy fácil. Dice Gabo que el secreto de una buena vejez es firmar un buen pacto con la soledad.
    No lo sé, lo que tengo claro es que faltan momentos de reflexión y vulnerabilidad a la mayoría de las personas y que la naturaleza es la mejor escuela, también para eso.

    Me han gustado los links, mucho.

    Gracias Sabela eta muxu asko!! Feliz semana!

    1. Para mi lo realmente potente de la argumentación de Sherry es que, como cuenta al principio, no viene de una postura de rechazo a la tecnología sino todo lo contrario, del entusiasmo con el que la abrazó y abanderó en sus inicios. Pero todo debe tener límites, por eso me ha gustado la definición de Bianka en su comentario (que por cierto va mucho con tu estilo de retos deportivos): “Una cosa es el calentamiento y otra el ejercicio profundo”.

      Sin la tecnología no estaríamos blogueando. Y por eso me gusta tanto enlazar, porque hay conversaciones que interiorizo y sobre las que vuelvo a menudo. Digamos que soy recurrente cuando un concepto o una reflexión me parece importante.

      Tu entorno de crecimiento suena envidiable (en muchos aspectos, intuyo la dureza de otros) para una persona como yo que, si me dejaran, me pasaría días y más días sin hablar. Mi posición en la constelación familiar, y supongo que mi forma de ser, contribuyeron a sentirme a gusto en soledad. Suelo decir que “adoro a las personas y odio a la gente” por eso los sorbitos me parecen bien para empezar, o para circunstancias concretas, pero cuando algo o alguien te gusta, hace falta el “trago largo”. Pero, eso sí, siempre respetando el imprescindible “metro cuadrado” que todos nos merecemos para seguir creciendo. La media distancia me sigue pareciendo perfecta: lo suficientemente cerca para mantener el contacto y estar cuando se necesita, y con el suficiente margen para no perder la perspectiva y el respeto.

      Un placer de conversación Paulino, como siempre 😉 Besarkada haundi bat!

      1. La media distancia es en efecto un buen consejo para afrontar con garantías la mayoría de casuísticas.

        Conozco algunas historias escritas con la intuición, en el que las distancias desde el principio han sido mucho más estrechas y por tanto las relaciones muy intensas, tanto, que un análisis racional de los hechos los tildarían casi de imprudentes. Pero, ¿qué sería de la vida, sin la capacidad de sorprender-se?

        A la espera de las circunstancias permitan tragos largos, muxu asko Sabela!!!!

  6. ‘Tengo a mis amigos
    en mi soledad.
    Cuando estoy con ellos,
    ¡qué lejos están!’
    (Antonio Machado)

    Tu post me ha recordado al que puso Manel hace poco sobre las polivalencias. Creo que tiene también una relación con el hecho de dispersar el foco o el objetivo. Creo que en ello como en todo tiene que haber un equilibrio: tanto una especialización absoluta como una dispersión total, ambas cosas te ‘sacan del mercado’. Aunque no sé, igual hoy lo mejor es estar fuera del mercado en este sentido, tal vez sea lo mejor para que tras escapar, el regreso sea exitoso, ja.

    1. Curiosos y apropiados los versos de Machado. ¿Preferimos conversar con la imagen que hemos idealizado de los amigos? ¿Nos mostramos tan diferentes que no nos reconocen?

      No tengo claro a qué post te refieres, por la palabra “polivalente” supongo que a este, aunque esta vez no sigo muy bien la conexión Goio. El hecho de introducir varias veces la palabra “mercado” me lleva a pensar que estás haciendo una lectura en clave relativa a circunstancias muy específicas.

      Aunque mi reflexión estaba más enfocada a la forma en que individualmente percibimos el mundo y nos relacionamos con él, lo que tu dices es una vuelta de tuerca interesante en cuanto a consecuencias de nuestra proyección profesional/personal. Pero lo de estar fuera para crear algo nuevo y volver de forma exitosa no me desagrada 😉

  7. Nos hemos vuelto demasiado superficiales y frágiles y nos hemos escudado en la dependencia tecnológica. La distorsión de “nuestro ser” nos lleva a puntos extremos.

    Además de todo lo que se ha resaltado en el post me quedo con el “efecto ricitos de oro, ni muy cerca, ni muy lejos, sólo lo justo”

    1. No recordaba el cuento de ricitos de oro, ¡lo tuve que buscar! Cuando yo era niña se contaba la versión edulcorada pero fíjate, encaja bien con lo que le comentaba a Paulino sobre la media distancia y el respeto a los demás. Ese imprescindible “metro cuadrado” para que nos respeten y respetar.

      Es una guerra que nos suena, ¿verdad Tamara? 😉

  8. Como no he visto el TED (ni lo veré) solo puedo hacer un apunte breve: El margen de error forma parte de la propia personalidad, aunque solo sea como recurso para salvarlo. Vamos, que disiento de eso de que en un texto elaborado nos dibujamos de manera más precisa 😛

    1. El TED merece la pena, usted se lo pierde. Aunque también es cierto que es un tema sobre el que «conversamos» a menudo 😀

      En lo que te doy la razón es que la manera en la que creemos dibujarnos de forma adecuada para los demás a veces no es NADA precisa. Ni nada acertada. Debe ser el efecto distorsión de tanto espejo ad hoc.

      Pero bueno, Sr. Glez, termine usted con lo que está haciendo que le está viniendo bien un regreso al mundo. 😉

  9. Qué interesante, Isabel, ya desde el tu primer párrafo: hay personas a las que merece la pena… Muy acertada y tentadora también esa idea de la huida de las conversaciones y la tendencia de conectarnos a sorbos. Me ha resultado muy revelador, gracias. También por ese enlace que casi me enrojece ;-))
    Un abrazo,

    1. “Cultivar la capacidad…” De tu post me han llamado especialmente la atención dos reflexiones previas al viaje y otra en el comentario tras el regreso. Y todos se refieren al párrafo en el que lo enlazo.

      «Dejo aquí alguna de las pistas que he estado siguiendo estos días para disponer de información que me ayude a comprender mejor esa realidad una vez que estemos allí

      “De todos modo, con más o menos preparativos, o sin ellos, estoy convencido de que la realidad que vamos a vivir desbordará cualquier anticipación que podamos hacer, y lo que contará será haberla vivido

      “Ahora pretendo deshacer la maleta despacio para procurar que no se esfumen todo lo que de algún modo haya podido entrar en ella

      Yo a eso le llamo “mirada inteligente”. Gracias Jose ;))

  10. El buen conversador a menudo es alguien de cierta edad, con mucho vivido y mucho aprendido. NO es algo casual, sino causal… Saber conversar implica saber pensar, y sobretodo, ser persona en el más amplio sentido. Ser consciente del potencial de uno mismo y de los demás, empezando por el interlocutor que tenemos enfrente. Todo un arte que no debemos perder.

    Muy buen post!
    Besos!

    1. “No es casual sino causal” ¡Perfecto!

      “Un arte que no debemos perder…” aunque sea desde el silencio, o con un mail de vez en cuando, o escuchando la reflexión en un blog. Tienes toda la razón, la edad nos permite apreciar el valor de las personas y las conversaciones.

      “Implica saber pensar… ser consciente del potencial de uno mismo y de los demás…”, Ricardo, va a ser mejor que ponga las comillas al comentario completo.

      Muchas gracias! 🙂 Besos!!!

  11. Llego tarde a este post. Me he posado en él muchas veces y me he deleitado con cada paso por cada camino que has señalado. He invertido mucho tiempo en ello y ha sido un tiempo precioso.

    Mi relación con la tecnología ha sido inversa a la de Sherry. Me he ido acercando al mundo virtual muy poco a poco. Huía de lo que, pensaba, evitaba las miradas, el contacto, el lenguaje del cuerpo, …

    Hoy, efectivamente, esa misma tecnología está cambiando lo que soy. Porque, detrás de las teclas, está la posibilidad de encontrar «personas a las que merece la pena pegarse», personas como tú, Sabela, y Bianka, y Jose, … personas que eligen compartir su conocimiento y su valor y me hacen reflexionar, pensar, …

    Habla Sherry de «utilizar lo que aprendemos en el mundo virtual para vivir mejores vidas en el mundo real» y pienso que merece absolutamente la pena correr el riesgo.

    Creo que muchos nos esforzamos por dejar ver a la persona que hemos sido, la que somos o la que queremos llegar a ser, en cualquiera de las dos formas. Creo que somos, real y virtualmente, y que eso es lo que marca la dimensión y profundidad de las conversaciones, sean de la forma que sean.

    Agradezco a la tecnología la oportunidad de conversaciones pausadas, reflexivas … y agradezco a la vida la posibilidad de titubear, aturullarme, atropellarme, equivocarme y tocar en conversaciones en tiempo real, menos controladas.

    De cualquier modo, nada comparable a compartir conversación, miradas y pastel casero de orujo, …

    Gracias por este regalo, Sabela, y por tu mirada que invita siempre a mirar más allá.

    1. Hola Marta! 🙂

      Lo mejor de los blogs es su insumisión al calendario, aunque los post lleven fecha, porque aguardan respetuosos los silencios y tiempos personales, que no necesariamente se han de compartir con palabras. Eso también es importante en la reflexión sobre cómo la tecnología ha afectado a nuestras vidas porque se suele hablar más de procesos y potencial en abstracto que de cómo nos ayuda a descubrir lo que somos, o hemos sido, y de las posibilidades que ofrece el poder mantener conversaciones satisfactorias.

      Estoy de acuerdo contigo y con Sherry, debemos interpretar el mundo virtual como una puerta para el enriquecimiento del yo propio, que pueden tomar forma de pequeñas escapadas a veces, pero no dejan de ser paréntesis necesarios para ver-nos y aprender a superar miedos y límites ficticios. Hay que atreverse a compartir miradas y sentimientos, a volar para saber aterrizar, a sentir la estimulante indefensión de la aventura para recordar la agradable sensación de poner de nuevo los pies en la tierra y disfrutar de la textura y los olores reales.

      Soñar es imprescindible pero, en mi caso, sé que necesito meterme en el barro y construir, buscar los elementos y mezclarlos para poder ser artesana de mí misma. Y eso es lo que hacéis en vuestro equipo, ¿verdad?

      Sin ser una adicta ni una entendida, intuí muy pronto el potencial de la tecnología como canal de comunicación. Creo que hay gente que lo confunde con “escaparate permanente” y se auto obliga a sobreactuar, y no es un buen camino, pero todos tenemos que aprender a tropezar y levantarnos. Aunque a veces me saturo de tanto ruido, soy respetuosa con las elecciones personales. Y recursiva con las personas y discursos que me gustan, como le decía más arriba a Paulino.

      ¿Y para cuando tu propio blog? Tengo la impresión de que tienes mucho que contar 😉

      Gracias Marta. Por tu energía y por tus comentarios en todos los espacios en los que nos vamos encontrando.

      Muxus! Bicos!

  12. En mi cuaderno hay, desde hace unos días, una pestañita que marca el lugar en el que empecé a intentar recoger toda la luz que me llega desde aquí. Esa luz que, como le he dicho a Ane hace un momento, te ilumina por dentro.
    Hoy he puesto nombre a la pestañita. Se llama «pastel de orujo». Me gusta escuchar a mis tripas.

    Gracias por tu respuesta, Isabel, por el nuevo y apasionante viaje.

    Muxutxuek!!

    1. Marta, podríamos decir que intercambiamos y compartimos luz 🙂

      Me gusta el nombre de la pestañita, estoy pensando que voy a ver si consigo la receta y aprendo a preparar yo el pastel de orujo para estimular la creatividad conmigo misma y para compartirla con otras «hormigas inquietas» 😉

      Besarkada haundi bat!

  13. Pingback: IG

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