Conversacional

Cortesía…

Y extrañeza

Mis rutas en bici me están aportando muchas cosas. De entrada el recordar lo que es aprender algo desde el principio, incluido el placer que se siente al superar la inseguridad y el endemoniado sentido del ridículo inherente al aprendizaje a destiempo, aunque nunca se me ha dado bien eso de ir con los tiempos marcados.

Pero también me ayudan a observar comportamientos y reacciones. Durante la semana no hay tiempo así que mis rutas son urbanas, lo que implica atravesar la ciudad hasta llegar a la zona del paseo marítimo. Es decir, tráfico, atascos, dobles filas, gente que cruza en cualquier parte y coches que te encajonan como si no existieras. Al principio la inseguridad me hacía parar, pero una lleva conduciendo, y circulando, muchos años, así que sencillamente ahora impongo mis derechos donde la cortesía naufraga.

Sin embargo esto es más difícil con la gente de a pie. En Coruña el carril bici discurre de forma aleatoria y discontinua rodeando el mar lo que da lugar a extraños escenarios que ponen a prueba la convivencia. Prueba que sale bastante mal parada, todo hay que decirlo porque incluso donde el carril existe, parece tener especial atracción para la gente que entrena, paseantes en grupo, conversaciones improvisadas, gente con patines y monopatines o infantes estrenando triciclos rodeados por sus progenitores.

En el resto, el panorama es digno del humor concebido a la antigua. Entre las correas extensibles de los animalitos de compañía (creo que están prohibidas, por cierto), viandantes que cambian de rumbo de forma repentina, reuniones sociales en los espacios más estrechos o, sencillamente personas que caminan sin mirar… es todo un entrenamiento para los nervios y para lo que una entiende por educación y convivencia.

Esta misma sensación la tenía ya yace tiempo con las redes sociales, pero empiezo a sentirla con la blogosfera, lo que me parece más preocupante. Tal vez porque soy persona de lecturas y silencios, y de respeto a la libertad personal, acepto todo tipo de comportamientos, pero también me gusta analizar… y entender.

Escribimos por distintos motivos, que van desde la elaboración de ideas propias o la auto disciplina hasta el compartir o mostrar conocimientos. O simplemente por pasar el rato y buscar admiración, que todo es válido. Pero lo que parece evidente es que nos gusta que nos lean. El caso es que no consigo entender si algunas actitudes responden a una cuestión de marketing o simplemente pura desidia.

Como no me gusta hablar por los demás, prefiero revisar mi propia nube de tags.

Me gusta que me lean y me gusta que quien lo hace comente, tanto cuando se trata de temáticas de trabajo como en esas otras miradas con las que trato de entender-me en el mundo. Y, por supuesto, me gusta contestar, y releer la conversación que se enriquece gracias a las aportaciones.

Cuando alguien comenta aquí, como es lógico no puedo contestar de inmediato, salvo que me coincida de estar en ese momento pero, lo que jamás hago, es ponerme de conversación en las redes dejando a quien me ha dedicado su tiempo y su atención sin respuesta.

Tampoco soy capaz de tuitear algo que no he leído, o que no me ha hecho pensar. Tiendo a los temas de trabajo pero he aprendido a suavizarme y a veces hay lecturas que me permiten hacer un paréntesis (como si saliera a dar un pequeño paseo) mientras recupero la concentración. Y ayudan.

También por eso he de reconocer que cuando pasa cierto tiempo sin que alguien conteste a los comentarios en su blog mientras se pasea por las redes me pregunto si es que no aportan. Igual mejor no dar trabajo extra. No pasa nada, cuestión de replantear algunas cosas. La verdad es que mantengo intensas e interesantes conversaciones blogueras y el tiempo disponible es poco.

Tampoco comprendo otras posturas, como que te añadan en su blogroll pero jamás entren a leerte ni comenten. La misma gente que aparentemente les gusta que acudas a su cita. Sé que la consecuencia de decir esto es que me eliminen de algunos, pero bueno, coherencia manda. Cada cual sabrá. Yo soy lectora habitual de los que reseño aquí, y unos cuantos más. Y suelo comentar. Y sigo las conversaciones, tanto allí como aquí.

Quiero pensar que es una cuestión de cortesía porque si no tendría que empezar a pensar en egos muy lastimados y, por ello, sobre dimensionados. Pero no puedo dejar de manifestar mi extrañeza y vuelvo a acordarme de las palabras de Carmen Kurtz recuperadas hace un tiempo, porque no hay que olvidar que todo, incluso la admiración, el cariño y el respeto, se acaba.

Allá en el fondo, todas las palabras que dijimos y de las cuales ya no guardamos recuerdo, duermen bajo las aguas.

Duermen aquellas que no supimos decir y que esperan su turno para salir a flote. Las cartas que hemos roto, las no recibidas y las veces que hemos dicho adiós. La pena que sentimos y que ahora, al recordarla, nos parece pequeña. La risa o el llanto que no llegó a brotar. La amistad que buscamos en el momento difícil y que resultó más débil que nosotros, más falta de ayuda.

Todo duerme allí, en ese fondo.

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21 comentarios

  1. Ay! Creo que no hay nada mejor que aprender algo de nuevo desde cero…nos abre a nuevas actitudes y reacciones o, cuando menos, a observarlas como dices. Tus palabras me hacen también tener una especie de deja vu personal. Hace un tiempo intentaba entender cómo funcionaba esto de la blogosfera. Pasadas muchas cosas-y por si sirve de algo la aportación- te diré que es imposible hallar lógica o comprensión que encaje bien con nuestro punto de vista subjetivo y particular. Cada uno tiene razones varias (o no) para comentar, visitar o leer a escondidillas. Razones que quizá si las conociéramos nos harían tener un punto de vista totalmente distinto de cierta persona, blog o escrito. Pasado el tiempo, he dejado de preguntarme ciertas cosas y me contenta simplemente el compartir descubrimientos… Saludos domingueros 🙂

    1. Absolutamente de acuerdo sylvia. Y por supuesto seguiré leyendo los blogs que me gustan y disfrutando con las nuevas lecturas a las que me incorporo. Sólo que en algunos igual dejo de emplear tiempo con los comentarios. Aprovecho para decirte que me encanta la frescura con la que abordas todos los temas en el tuyo.

      En realidad esta especie de manifiesto ha sido como para domesticar cierto malestar que llevaba un tiempo incordiando. Un poco harta de altavoces sí que estoy.

      Lo de aprender desde cero es magnífico. Una auténtica lección de humildad. Gracias! 🙂

  2. Llevo comentando en foros y blogs más de 10 años. Recuerdo el primero en el que participé, lo pase en grande, era de psicología, el autor lo cerró un sábado a las 2 de la mañana, murió de éxito ….
    Aprendí que Internet no es la realidad porque el estado emocional del que escribe no es, ni por asomo el del que lee, las palabras se asocian a emociones y aquí se pierde mucho, las miradas, los tonos, la forma de moverse …. ´
    Hace algún tiempo me echaron de un blog en el que comentaba bastante, el dueño se sintió insultado, vete tu a saber la razón, he leido y releido mis comentarios y ni siquiera imagino a que se refería ….
    Aprendo mucho de mi misma y del comportamiento humano a través de la red.
    He aprendido a no enfadarme con nadie aquí, nunca sabes que le pasa al otro, si algún sitio deja de gustarme o me encuentro incómoda, dejo de escribir, algunos sitios incluso los dejo de leer, depende ….
    La mayoría de la gente que he conocido personalmente me han encantado, las personas son mucho más fascinantes en vivo y en directo.
    En la realidad es más difícil «salir» si no te gusta algo, aquí es sencillo …. casi siempre ….

    Nota: Sigo a Manel (@cumclavis) como Alicia al conejo blanco, es mi «guia» para encontrar lo mejorcito ….

    1. Juana, estoy completamente de acuerdo en todo lo que dices. En todo. Y he de decirte que yo he llegado a muchos blogs, lástima que tú no tengas, a través de tus recomendaciones. Y creo que también he dicho alguna vez que tus comentarios suelen hacerme pensar, y me transmiten paz.

      Supongo que es posible que se desprenda un cierto tono de enfado pero, de haberlo, es conmigo. Nunca, nunca, me enfado con los demás. Me reviso a mí y procuro cambiar. O irme, como tú dices. Lo que ocurre es que después de casi cuatro años escribiendo en el blog casi es una herramienta imprescindible para reflexionar.

      A mi me gustan las conversaciones en los blogs, te acercan a personas de las que te separa la distancia y con las que el mundo resulta un lugar mucho más agradable. Y en el blog de Manel fue donde te conocí. Otra cosa buena, además de sus reflexiones.

      Muchas gracias Juana! 🙂

  3. Lo que dices me parece muy razonable, pero luego… todos sabemos que la vida es complicada, y reconozco que yo soy la primera en resultar muy «irregular».

    Irregularidad que reivindico:

    – Suelo procurar responder con prontitud a los comentarios que me dejan en el blog, aunque a veces me despisto.
    – Los blogs que me interesan están en mi reader: cuando publican los leo, en diagonal como mínimo, detenidamente si ese post captura mi atención.
    – En cuanto a comentar… pues a veces comento y a veces no. Y es que a menudo no sé qué puedo decir o, simplemente, no tengo nada interesante que aportar.
    – No quiero sentirme obligada a comentarle a nadie, del mismo modo que detestaría que nadie se sintiera obligado a comentarme, bajo ningún concepto.

    O esto es algo espontáneo y que funciona por el placer de compartir o… no funciona.

    Eso me parece a mí y es lo que considero coherente. Pero es que la coherencia es un concepto bastante personal e intransferible, ¿no te parece?

    Muchas felicidades por tus paseos en bici, y más si has aprendido hace poco. Toda mi admiración 🙂

  4. Judith, tu blog y tu tumblr son un placer que procuro no perderme desde hace mucho tiempo aunque no hace tanto que lo incorporé en las reseñas (puro despiste). Comento y lo sigo porque me gusta.

    Aquí no me estaba refiriendo a nadie, es un conjunto de impresiones que puede que tengan alguna base pero no es importante. Tu mirada es de las que no me perderé. Y yo también voy a golpes, el tiempo es limitado, aunque tus actualizaciones son de las que me capturan en cuanto las veo.

    Supongo que yo hoy simplemente he sido coherente con lo que sentía, aunque no sea el mejor marco para conversar. Es lo que dice Juana, las palabras tienen doble filo. Pero repito, tu mirada es de las que no me perderé. Llegué a ella para quedarme. 🙂

  5. Espero que no me incluyas entre los “poco corteses”… En mi caso es muy raro que pasen “días” sin contestar pero sí que tengo un momento en que “prefiero” hacerlo y es a primera hora de la mañana, cuando me levanto. Quizás es porque se debe a que mis comentarios no son “cortos” ni un “aquí te pillo y aquí te mato”…de hecho me pasa como con algunos tuyos, que son posts dentro del post y requieren su tiempo…más del que paso seguido ante el ordenador… 😉 También se debe a que soy algo impulsivo y esta espera me sirve para apagar ciertas emociones y asentar mi discurso… en resumen que por la mañana me sale un discurso más fluido, ágil y amable como si hubiera ido construyéndose poco a poco y bien. Así pues, si escribo un post hoy suelo contesto al día siguiente [normalmente], espero que no me lo tengas en cuenta… 😉

    1. Manel, supongo que tarde o temprano, casi todos los que participamos activamente en la blogosfera nos planteamos algunas cuestiones básicas, analizando tanto lo que ocurre en el propio como la participación en otros. Recuerdo un post tuyo que aborda alguna de estas cuestiones hablando sobre la conversación en los blogs. Y por cierto con una conversación posterior muy interesante, como suele ocurriren tu casa.

      Lo cierto es que aunque en esta reflexión tomé como eje la cortesía, el punto de mira no estaba en los demás, sino en mí. Lo expresa muy bien Juana, en el mundo virtual es más fácil irse y tiene razón. Leer y comentar son actos voluntarios y aunque se hace con intención de enriquecer (tanto lo uno como lo otro) no siempre tiene que ser así.

      Comprendo lo que dices sobre la necesidad de tiempo de elaboración de los comentarios, sabes, como me has dicho en alguno de los tuyos, que soy de las que me lo tomo con atención ;). Nada más lejos de mi intención que decir a nadie lo que tiene que hacer, sólo que hay tan poco tiempo disponible que no queda más remedio que elegir.

      Sabes que para mi cumClavis, con o sin comentarios, es una referencia. Y así seguirá siendo.

      Un abrazo!

  6. Upss, lamento si ha parecido que me daba directamente por aludida… ahora que me releo veo que el comment puede parecer un poco impertinente, solo era por animar la conversación… 😉

    Eso me pasa por no tomarme el tiempo de «asentar el discurso» como dice Manel.

  7. Es muy interesante el tema (y los comentarios). Yo he compartido sensaciones similares. Cuando abrí mi blog, fue con el objetivo de promocionar el libro, ayudado por mi prima, que trabaja en una agencia de comunicación. Me contaba lo del blogroll, los comentarios de unos a otros, los «peloteos»… yo la escuchaba con atención pero no lo entendía muy bien. Hasta que, olvidada la promoción del libro (o al menos sepultada bajo otros proyectos y circunstancias vitales), continué escribiendo. Sin saber muy bien por qué: razones han aparecido varias, releyendo este post. Y desde luego, nunca dejaré de sorprenderme por los regalos que he recibido: apoyo en un mail inesperado, un café de última hora que vence miedos, una comida en un japonés desvirtualizando… Solo por eso merece la pena seguir leyendo, y comentar, al menos para dar señales de vida, señales de apoyo, señales de que al otro lado de la pantalla somos muchos.
    Por otro lado, estoy convencido de que esto es un mundo virtual, con sus propias reglas de cortesía, muy similar al mundo real, pero en el que los estados de ánimo rara vez conectan (tal vez nos falte el contacto de la piel, el lenguaje no verbal) y, cuando lo hacen, es algo que también merece un agradecimiento.
    Te pongo en mi muro, con tu permiso. Me gustaría compartir esta reflexión.
    Un abrazo!

    1. Daniel, es muy interesante lo que comentas sobre la intención inicial de tu blog, la de promocionar tu libro y lo que te decían sobre los peloteos. Yo no tuve una razón definida para empezar, para mí escribir-me (ay, mis guiones) ha sido toda la vida una especie de terapia. Pero es cierto que el blog coge vida propia y trae de la mano auténticos regalos. A mi me gusta comunicarme con los silencios de otras personas, y con sus miradas, porque eso es lo que hay tras un post, una mirada pasada por la reflexión interior y escrita desde el silencio.

      Al igual que dice Juana, llevo años leyendo en la blogosfera y tardé un tiempo en empezar a comentar, Incluso ahora, mantengo algunas lecturas en las que no intervengo, a veces porque aunque me gusta lo que dice, hay algo en el blog que no me incita a entrar.

      Es cierto que conectar a través de las palabras es más complicado porque falta el contacto de la piel así que, cuando se consigue, es un lujo a conservar. Por eso, y por lo mucho que aprendo, agradezco especialmente los comentarios. Soy persona de conversaciones, y de tomar un café, aunque sea cinco minutos a toda prisa 😉 Un honor que compartas esta reflexión. Muchas gracias.

      Un abrazo!

  8. por lo que conozco, Isabel, eres de las blogueras y seguidora de blogs más fieles y agradecidas que pueda uno echarse a la cara. Yo al menos estoy encantado de lo que participas en mi blog y ya me gustaría poder hacerlo igual en el tuyo (y en varios más que me cuesta mucho seguir por falta de tiempo). En realidad, el conflicto que planteas no le puede resultar ajeno a cualquiera que haya ido cultivando las diferentes formas de relación en la red. Te centras en los blogs, y creo que está bien porque una entrada en un blog supone un esfuerzo que cada uno debiéramos plantearnos que hacemos para intentar interesar y no para rellenar el mundo, bastante lleno ya de letras. Pero las redes sociales, y especialmente las pensadas para relaciones personales, son un magnífico espejo aún más perverso de ese efecto huída que alguien ha mencionado en los comentarios, hasta el punto de que su efecto a veces es acabar peor de lo que se supone que es el objetivo de entrar en esa red. Curioso, no? Bueno, tal vez no tanto…

    1. Gracias Goio! Realmente disfruto con los blogs que forman parte de mis lecturas habituales. Y me gustaría escuchar más tus programas de radio pero me ocurre lo que a ti, el tiempo… De todas formas la frecuencia de los tuyos me sorprende y me da envidia porque cada uno implica un libro leído. No paras! 🙂

      Soy más de blogs que de redes sociales, de conversaciones que de fiestas, de reuniones selectas que de jolgorios de masas. También es cierto que mi día a día es muy social y tengo mucho rollo oficial (y de esos que comenta Daniel en su último post). Tal vez por eso me gusta tanto sentarme a compartir miradas y silencios.

      Igual lo que me ocurre es que echo de menos conversar conmigo misma y estoy en fase de recolocación. De todas formas siento como si se agrandara cada vez más desfase entre lo que sucede dentro y fuera del mundo virtual.

      Un abrazo!

  9. Me ha dado mucho en qué pensar tu entrada, Isabel.
    Comparto el sentimiento que tan bien expresas a través de las palabras finales de Carmen Kurtz. Me parece que al fin, es inevitable acabar teniendo esa sensación en este mundo tan vertiginoso y extraño de las Redes.
    Muchas personas me cuentan lo mismo en privado. Al final, por si te sirviera, te contaré lo que he decidido hacer:
    Mejor no esperar de nada ni nadie demasiado, asi todo lo que venga será un regalo libre y sin otro compromiso que lo que voluntariamente los otros nos quieran dar.

    Abrazos!

    1. Gracias Ricardo!. Yo realmente disfruto con la lectura de blogs. Y me gusta comentar igual que me gusta que me comenten en el mío. Soy tan conversadora como lectora 🙂

      Es cierto que hay momentos para cada lectura y, aunque normalmente lo profesional manda, me gusta intuir a la persona que hay tras cada personaje (eso somos todos en las redes, de alguna manera) y encontrar puntos en común o aprender nuevos matices. Los tuyos, por ejemplo, recogen de una forma especial la descripción de instantes con una trascendencia especial.

      Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo! 🙂

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