Consultoría y realidades

La información como proceso

Lenguajes de interrogación

Hace unos años, pura prehistoria, era imprescindible entender de lenguajes de interrogación para acceder a los datos que la informática empezaba a poner a nuestra disposición,  pagando, claro. Pero la expresión siempre ha estado más asociada al soporte que al contenido y ahora, que la usabilidad de los bits ha desterrado aquella necesidad de aprendizaje, nos infoxica el exceso de imputs.

La limitación ya no está en la tecnología pero seguimos padeciendo una notable debilidad atrapados en decisiones que parecen seguir siendo tomadas de oído. Porque a veces las palabras, y las ideas, están, pero no en el orden adecuado.

De igual forma que hemos ido aprendiendo que la informática es un medio, en el que aún estamos en pañales la mayoría pero en eso andamos, con la información sucede lo mismo. Es decir, tendemos a imaginar que, con el acceso adecuado, la solución será un camino definido, pero hoy en día la información es más contexto que contenido. Y los contextos se construyen

… en esos terrenos fronterizos, en la falta de definición que tanto asusta a la mayoría, donde mejor se intuye la posibilidad de transformaciones disruptivas a las que repetidamente invocamos en aras de la innovación. Son espacios intermedios donde todo es posible, donde lo proscrito tiene voz y lo obsoleto disputa destino a los cegadores brillos de la novedad. Los protagonismos no están claros porque las fronteras son el bazar donde la vida bulle.

Y, sin embargo, cuesta cambiar la tendencia porque seguimos empeñados en señalar con el dedo un síntoma y no el problema verdadero, en confundir las causas instrumentales con las causas fundamentales.

Hasta no hace mucho, mi labor de consultoría en el diseño de proyectos tenía una alta proporción de “escucha interna” dentro de la propia organización, de enlace entre la visión que creían tener y lo que realmente estaban haciendo, de rescatar muchas ideas locas que en el ámbito de las múltiples reuniones departamentales se escurrían entre el fragor del entusiasmo. Escuchar, preguntar y enfocar era, fundamentalmente, nuestra aportación de valor.

Y digo “era” porque las cosas han cambiado ya que las organizaciones realmente empiezan a preocuparse de esos contextos a los que antes me refería. De hecho lo habitual, y lo sano, era que nuestra integración no superara los dos años, plazo más que suficiente para dejar implantada la sistemática y metodología en el diseño y puesta en marcha de proyectos (innovación que se le llama).

Pero todo está cambiando mucho, las obsoletas divisiones sectoriales necesitan relevo para poder revitalizar el importante potencial de conocimiento conversacional pendiente de digerir porque

La importancia de estas conversaciones, que suelen surgir al margen o en las fronteras, no siempre es fácil de detectar, por lo que no se trata de revivirlas internamente sino de aplicar la metodología adecuada o, cuando menos, aprender a compartirlas para que alguien pueda ayudar a extraer lo que la intuición no nos muestra sin ayuda. Porque tendemos a revisar lo que nos han dicho sin considerar nuestra propia aportación lo cual impone, por definición, un límite interpretativo.

Es obvio que seguimos teniendo una asignatura pendiente en el proceso de in-formación y tiene mucho que ver con aprender que los «lenguajes de interrogación» se refieren a los procesos de escucha y de reflexión, no a los sistemas que soportan los datos.

Las ideas no surgen por generación espontánea sino tras un proceso de observación y análisis a los que aplicas tus conocimientos y habilidades. Pero, eso sí, con una estrategia bien definida.

Reflexionaba hace unos días sobre las modas y  la humildad en el proceso de aprendizaje y me encuentro con el complemento perfecto en lo que Bianka extracta del libro de Bert De Coutere  sobre aprender, hacer y compartir: Aprendiendo construimos conocimiento, haciendo construimos experiencia mientras que compartiendo construimos reputación.

Nuevos contextos para nuevos modelos sin olvidar la importancia de la ilusión, que es donde reside la posibilidad.

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15 comentarios

  1. Vuelvo a leer el post viniendo del de Goio y veo una cierta conexión en el hecho de que la clave no está tanto en la información que se baraje como en la secuenciación y relación [sujeto-verbo-predicado] que adopte entre ella, es decir, en la habilidad para contar la historia. A partir de aquí, es decir, del sentido y la forma que cobran las cosas es cuando podemos empezar a trabajar con ellas y plantearnos el transformarlas. La infoxicación tiene más a ver con la incapacidad de categorizar y priorizar la información que con la cantidad de información que se recibe siendo, en este caso, útil el símil con el alcohol y su tolerancia en cada persona. Así pues hay infotoxicados con lo que alguie consideraría poca información. Es lo que no paras de recordarnos continuamente en este blog, la información por la información no sirve de nada sin una pauta que nos permita secuenciarla y construir con ella calles sobre las que orientarnos y que nos conduzcan a lugares determinados. De alguna manera, Isabel, esta habilidad es la que ofreces continuamente y uno de los grandes valores que aportas con lo que escribes y con la consultoría que ofreces.

    1. Manel, es cierto lo que dices de la infoxicación y muy gráfico el símil del alcohol, pero con matices porque en este caso, la limitación no la puedes superar con método y ayuda externa 😉

      En el caso de la información se puede aumentar la tolerancia aprendiendo a aplicar método que ayuda a categorizar o a priorizar. Pero hay ese punto de construir cosas nuevas, contextos, en el que además de categorizar hay que saber provocar esa disrupción que se necesita para aplicar nuevos puntos de partida. Ahí es difícil hacerlo individualmente, es algo que comentamos a menudo en nuestras conversaciones en las que, de alguna manera, nos hacemos de espejo. Pero no vale cualquiera, la capacidad de preguntar y de escuchar hay que tenerla, educarla y quererla emplear.

      Espero no ser repetitiva con lo que me dices sobre la consultoría que ofrezco. La verdad es que a veces me preguntan por qué me defino como experta en el uso estratégico de la información, algo que todo el mundo cree saber hacer. Y sin embargo no es cuestión de devorar y devolver información más o menos colocada sino de utilizarla como herramienta al servicio de un fin. Yo y lo que hago, somos “un instrumento para”

      Me tomo lo que dices como una sugerencia. Iré abordándolo la cuestión del método en sucesivos post porque es algo que ido desarrollando con la experiencia.

      Gracias Manel. Un abrazo! 🙂

  2. Según lo he entendido yo, si alguien tiene una estrategia clara con la que categorizar la información (me imagino que casi siempre ofrecida en exceso) es muy difícil que se infotoxique, porque sabrá distinguir y recoger solo la que le interesa. Pero ha de tener un sistema cognitivo flexible para dar cabida a esa disrupción (que me atrevo a denominarla pensamiento divergente) que admite nuevas ideas. Me parece un equilibrio complícadísimo de alcanzar, profe. De todas maneras, es un enfoque muy interesante para aplicar en otros campos fuera de la consultoría, por ejemplo, el manejo de información que ofrece la red (para escribir, quien sabe… ¿una novela?
    Un abrazo!

    1. Daniel, me apropio de tu síntesis Es… ¡magnífica!

      A lo mejor lo que he ido haciendo con la experiencia es proteger mi «sistema cognitivo flexible», que suena muchísimo mejor que decir disperso 😉 a una metodología. ¡Que bueno Daniel!

      Ponte con la novela con la información que ofrece la red, yo a tus órdenes para lo que me digas….

      Si es que lo que tengo que hacer es: 1- Ser una empresaria de las que ganan mucho dinero. 2- Ganar mucho dinero y… 3- Mandar el mundo al garete y dedicarme a lo que me gusta

      Un abrazo de esta hereje… 🙂

  3. Muy de acuerdo en lo que dices de las divisiones sectoriales obsoletas. Y lo peor es que es un círculo vicioso, entre que en la administración se tiende a hacer lo de siempre y que los que vienen piden siempre más de lo mismo.
    ¿Por qué no te animas a diseñar un programa (breve) para activar el «sistema cognitivo flexible para dar cabida a esa disrupción» que dice un comentarista? Yo, y alguna gente que conozco, nos apuntaríamos…

    1. rfc, ya sabía yo que si leías este post me ibas a decir algo sobre lo de las divisiones sectoriales obsoletas 😉

      Respecto a lo de diseñar un programa sobre habilidades informacionales, hace tiempo que lo tenemos y se imparte en forma de taller con pocas personas porque se adapta al grupo y al marco en el que trabaja.. Creí que lo sabías… Cuando quieras lo hablamos.

      Gracias por tu comentario. Un saludo!

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