Consultoría y realidades

De aquí y de allá

Percepción intencionada

Pienso en lo extraño que resulta encontrarme con el pudor trastocado al darme cuenta de que me cuesta menos compartir lo que escribo que lo que leo. Y no por ocultar mis fuentes, que tontería cuando tengo tendencia a enlazar en exceso, sino porque leer pertenece a un espacio íntimo que ya he rebasado cuando me pongo ante el teclado.

Nada es casualidad. Escribir es pura intención, aunque a veces no sepas de qué va hasta que las palabras te lo cuentan. Pero publicar tus reflexiones desde la soledad de la pantalla sabiendo queriendo que alguien te lea, no es lo mismo que compartir tu selección de RSS.

Este ha sido uno de esos raros días que he podido dedicar bastante tiempo a la lectura. Tal vez es lo que me ha permitido alejarme lo suficiente de mi misma y recuperar un espacio de reflexión tranquila. Tanto, que ya sólo recuerdo el primer post de la mañana: Holograma: todas las caras de la realidad visible en el que hacía Iago Fernández una estupenda analogía con nuestra percepción:

Mucho parecido tienen los hologramas con nuestras acciones diarias en el trabajo y en cualquier lugar donde nos encontremos. Nuestra percepción de la gente depende, en gran manera, de la posición en que nos encontremos, y somos poco capaces de darnos cuenta de que esas percepciones son producto de nuestra forma de ver el mundo, de nuestras actitudes y no reflejan realmente la realidad exterior.

He de reconocer que mi selección de lecturas me define quizá, por mi abuso de la duda y mi necesidad de amarrar algunas certezas, por chiquititas que sean. Tiendo a rechazar el contundente maniqueísmo que nos aplasta porque en el fondo, es fácil distinguir esa posición previa que define las realidades percibidas, que decía Iago.

El combate por «la razón» es asfixiante. Es como si la gente creyera que una campaña consiste en dos respuestas opuestas a una misma pregunta y no es así. Se trata de luchar por la pregunta adecuada. Pero como también leí hoy, aunque en otro contexto, hay que vivir en el cambio, no esperando al cambio.

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5 comentarios

  1. Es curioso, llego a tí de nuevo en un momento muy parecido al que tu llegaste a mi post.

    Siempre es agradable ver crecer una semilla que plantaste un día y que quizás ya había olvidado. Gracias por invitarme a tus reflxiones

    1. ¡Iago, que agradable reencuentro!

      Curioso que recordaba tu post pero no este mío y ambos son dignos de recuperar también para mí en este momento. Es magnífico el párrafo que seleccioné de tu post, digno de ser traído a primer plano de nuevo.

      Gracias por tu comentario Iago. Es una de esas chispas inesperadas que reconfortan 🙂

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