Consultoría y realidades

Visión vs. persuasión

Avestruces… y en manada!

Nuestro planeta es indivisible. En Norteamérica se respira el oxigeno generado en las selvas ecuatoriales brasileñas y el carbón quemado en China eleva la temperatura de Argentina, por poner algún ejemplo.

Tras la nube de ceniza y el caos mundial provocado por Eyjafjöll, los intentos de cuantificación de pérdidas hablan de cifras multimillonarias que no alcanzo a comprender, pues no me suelo mover en ese marco de referencia,  pero que intuyo producto de estimaciones miopes desde el momento en que las palabras turismo y aerolíneas parecen ser el eje central.

Si, también se habla de medio ambiente. Por lo visto, en el ranking de los países emisores de gases con efecto invernadero, causantes del calentamiento climático, el Eyjafjöll se situaría entre los lugares… 47 y 75. ¿Nadie pregunta, como mínimo, por los 46 primeros? ¿Tan efectiva y contagiosa es, a nivel global, la técnica del avestruz?

Con tal de evitar nuestra responsabilidad, también funciona el catastrofismo histórico, porque estos “terribles males que no podemos evitar” liberan nuestra mala conciencia por no hacer nada en lo que sí debemos y podemos.  ¿Qué pueden importar nuestras emisiones y la capa de ozono viendo que en el pasado, siempre que Eyjafjöll se ha despertado, le ha acompañado Katla, que es más grande y tiene un poder de devastación mucho mayor o las dramáticas consecuencias en Europa del también islandés volcán Laki?

Pero no queremos entender, sólo hilvanar una opinión. Será por eso que ironiza el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn al ser consultado en plena conferencia de prensa por los «efectos sobre la economía mundial» provocados por la nube de ceniza que colapsó parte del tráfico aéreo internacional en Europa.

«Menos mal que no me preguntan acerca de los efectos del FMI sobre el volcán«, suspiró el francés, en una rápida reflexión con la que -implícitamente y entre carcajadas- puso pecho al discurso que suele reprocharle a la entidad a su cargo de las peores calamidades sobre la Tierra.

En la misma consulta le preguntaban también sobre los «pasos» que el Fondo Monetario recomendaría para evitar la «repetición» de situaciones sobre la economía como las que pudo disparar la fenomenal nube de ceniza, a lo que contesta:

«Vea, nuestra entidad tiene experiencia en pronósticos, pero más que nada financieros y no tanto sobre fenómenos de la naturaleza«, bromeó nuevamente el directivo.

Como si nuestro sistema económico no tuviera incidencia sobre la Naturaleza. Pero, broma o no, nuestra sociedad repite el mito de Casandra, cuya capacidad de profecía se veía anulada por su falta de credibilidad. Nuestro oráculo moderno es la Ciencia, que habla por si misma pero… ¿tal vez demasiado? ¿tal vez con respuestas demasiado complejas? ¿tal vez en respuesta a preguntas mal formuladas?

Parece improbable que incluso los representantes políticos más honestos (que habrá) puedan opinar y decidir sin antes de nada comprender la ciencia y la tecnología y sus consecuencias.

El ritmo actual de cambio supera en velocidad al de una vida humana y la Naturaleza no hace sino recordárnoslo, al tiempo que nos avisa que debemos deducir el modo de convertir nuestro mundo tecnificado en un ecosistema seguro y equilibrado. Probablemente sea un exceso de optimismo confiar en que algún Defensor del Ecosistema vaya a intervenir desde el cielo para enderezar nuestros abusos ambientales.

La parte positiva en otra noticia: La erupción del volcán Eyjafjöll impulsa el mercado de la telepresencia. De momento anecdótico, pero podría ser que la evidencia de los grandes males, nos ayuden a avanzar en el diseño de los grandes remedios, dando paso a nuevos modelos de negocio que no dan cuajado. Un intento por comprender que me ocupa mucho últimamente.

Como en esta reflexión hay mucha influencia del libro que me ocupa, Miles de Millones de Sagan, cierro con otra frase suya simple y potente, de las que me entusiasman:

Las afirmaciones extraordinarias, requieren evidencias y demostraciones extraordinarias

Algo nada fácil entre tanta ordinariez.

NOTA: Dos décadas de observación del espacio a través del telescopio espacial Hubble. Nuestra insignificancia humana, de apenas unos millones de años sobre los 4.000 millones de vida en la Tierra, intentando conocer el Universo!

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